¿Creer o no creer?
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Julia Margaret Cameron. Charles Darwin, 1868 |
El próximo día 12 de febrero se conmemorará el 206 aniversario del natalicio de Charles Darwin (1809-1829), el naturalista inglés, que en mis épocas de estudiante primario era uno de esos titanes de la ciencia que había que ver hasta con cierta reverencia por las valiosas teorías que nos había aportado. No sé exactamente por qué, pero tengo la impresión que esa fama y autoridad han venido a la baja y no exactamente porque haya nuevas teorías que superan lo planteado por él sino que, al mismo tiempo que ha dejado ser importante lo que llegó a plantear, se ha perdido la fe en su fuerza como conocimiento, no en balde hemos dejado atrás la Modernidad –era a la que Darwin como muchos otros científicos ayudaron a formar—sino que entramos de lleno a la Posmodernidad y su fatal período de la Posverdad.
En 1831, Darwin inicia su histórico viaje a bordo del velero Beagle que navega bajo las órdenes del capitán Robert FitzRoy. Su misión tiene que ver principalmente con la geología, ya que buscan concluir los estudios que en ese entonces se tenían sobre la topografía de la Patagonia y Tierra del fuego, además, dar por concluida la recopilación de datos sobre las costas del Perú y Chile. Regresaría a Inglaterra, seis años después, en 1837.
Hacia 1859 sale al público On the Origins of Species by Means of Natural Selection, or Preservation of Favored Races in the Struggle of Life. El valioso texto en donde explica que la evolución de las especies es producto de la selección natural, o sea, un fenómeno que se da sin la necesidad de intervención de ninguna otra fuerza. Por las implicaciones teológicas que tuvieron y tienen estas afirmaciones, era de esperarse que apareciera una recia oposición a tales teorías.
Sin embargo, me parece a mí que su libro publicado en 1871 es todavía más provocador que el anterior, The Descent of Man and Selection in Relation to Sex, ya que en él afirma directamente que la presencia del hombre en la tierra, es el resultado de la interrelación de medios exclusivamente naturales.
Desde hace mucho sé que, en los Estados Unidos, como muestra del respeto a la opinión del otro, permite que en el sistema educativo de algunos estados se ofrezca a los niños las dos teorías (estos también sucede en Médico en una buena cantidad de escuelas), la llamada Creacionista que es la que nos dice que el hombre y todas las cosas fueron creadas por Dios, y la Evolucionista que es a la que me acabo de referir rápidamente.
Yo no tengo ningún problema con que claramente se den a conocer ambos puntos de vista, siempre y cuando también se haga la clara distinción entre ambas aproximaciones, una pertenece el reino de la fe, la otra al de la razón, que ninguna de las dos es satisfactoria para la educación del niño, bueno que se busque la más adecuada, pero que eso no signifique la negación y combate a las otras formas de ver y entender al mundo.
Según lo entiendo, lo más peligroso con el ascenso de las derechas en el mundo es que uno de sus blancos favoritos es la confrontación de sus creencias (cualquiera que estas sean) con las de la ciencia preferente, para terminar imponiendo un solo sistema de pensamiento, clausurando las posibilidades de libertad que aún nos continúa ofreciendo la razón.
Publicado en Milenio Diario
Imagen:www.depreview.com
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