En arte, todo es relativo

 

Chamal. Busco volar completo. Bolígrafo sobre algodón. 180x125 


No recuerdo por vía de quién me llegó una de esas nuevas invitaciones electrónicas, anunciando la apertura, el día 5 del presente en el Museo Metropolitano de Monterrey, de la exposición de fotografía Abstracciones urbanas, de Osuna (así nada más). Atractiva la carnada, me dispuse a visitarla a una semana de ser inaugurada, pero cuál sería mi sorpresa al no encontrarla en ninguna sala del museo.

 Al llegar y registrarme, el guardia, amablemente, me indica que hay dos exposiciones en la planta baja y dos más en las salas de arriba. Ocupa una parte de la planta baja, la exposición permanente sobre la historia de Monterrey, la otra, apenas si me asome a verla, nada que me interesara. Mismo cuento en la parte de arriba, la primera muestra que me salió al paso, de pintura y para acabarla de amolar de una clase de pintura que no me gusta. La otra sala, por fortuna, presenta una muestra de 4 productores (si no me equivoco) presentados bajo el sello de Estro Art e intitulada Relativo. Como de las Abstracciones Urbanas no volví a tener noticia, me dispuse a recorrer esta última exposición, ya que, tres de los productores, presentan obra de interés. 

 Se trata de Alfredo Chamal; Alejandro Maldonado y Román Eguia. Los tres excelentes dibujantes pero con un acercamiento particular al medio. Quien más me llamó la atención fue la obra de Alfredo Chamal, joven chiapaneco, licenciado en Diseño Gráfico por la Universidad Valle de Grijalba. Presenta más de seis piezas sobre papel, la mayoría de formato grande, su principal y diría único instrumento de trabajo es el bolígrafo azul, tan común y corriente como el que usamos desde la primaria. Con este recurso aborda escenas de un naturalismo sorprendente que el ser representaciones hechas únicamente con la pluma adquieren una extraña presencia; se parecen materialmente a los grotescos dibujos o copias con que llenábamos los cuadernos escolares, pero con tal maestría y control sobre su quehacer, que además y, por otra parte, demuestra que los medios y materiales son sin duda importantes, pero son las manos y la habilidad del productor lo que hace que un trozo de barro se convierta en fina taza de té. 

 El trabajo de Alejandro Maldonado también echa mano del bolígrafo, solo que este lo combina con otros medios o incluso con bolígrafos de colores, el resultado son también vívidas representaciones naturalistas, pero con color, acerándose al dibujo coloreado emparentado más con la ilustración que con la pintura. 

 Finalmente, los trabajos de Román Eguía, son hermosos dibujos al carbón sobre tela acompañados por fondos o detalles de diseño pintados con colores planos. Como en el caso de sus otros dos compañeros, su obra es naturalista, lo que les permite demostrar lo buenos dibujantes que son, rasgo que se acentúa al estar su obra realizada casi toda en grandes formatos. Sería por demás atractivo que alguna vez se pudieran ver dibujantes de este calibre, junto a los nuestros, que también son muy buenos. Tener este otro tipo de muestras nos permitiría ir construyendo el mapa de qué es y con qué se hace otra parte del arte contemporáneo en México.

Publicado en Milenio Diario

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