No jodas con el pasado
Tomo esta frase de la primera parte del título de una obra de 1994 de Silvia Gruner, que originalmente reza así: No jodas con el pasado porque puedes quedar embarazada. Completo o en partes, el ingenio de Gruner, me viene bien para presentar algunas observaciones sobre la exposición Dioses ocultos de Damián Flores, abierta al público en el Museo de Historia Mexicana, el pasado 31 de marzo.
Aunque podría pensarse que los trabajos de ambos productores se inscriben dentro de una misma tendencia, el Neo mexicanismo, un análisis más atento revela que son, de hecho, dos posturas totalmente diferentes ante un mismo referente. Así, mientras que la pieza de Gruner es más bien es un intento desmitificador e irónico de nuestro pasado prehispánico y la manera en que se enseña y difunde, las de Flores –al menos las que presenta en esta muestra—buscan nutrirse o inspirarse en la producción prehispánica a fin de hacer aparecer nuevas formas que compartan esas raíces.
El Neo mexicanismo, recordemos, fue un término acuñado, en los ochenta (1987), por Teresa del Conde para referirse a un grupo de nuevos productores que echaban mano de una cierta iconografía tradicional mexicana, la bandera nacional, la Virgen de Guadalupe, charros y chinas poblanas, luchadores, pirámides, etc., ya fueran en su vertiente popular como desde la académica. Producción que se mantuvo activa hasta fines de los años `90 del siglo XX para pasar a ser denostada, cuando no por Kitsch, sí por frívola, artificialmente creada, de interés solo para el mercado, etc. No obstante, cualquier buscador de Internet manda a una serie de páginas, donde el concepto sigue más que vivo, generando toda clase de imágenes que buscan ser continuidad o versiones modernas de los mismos temas.
A diferencia del Neo mexicanismo de los ‘80, ‘90, cuyas referencias más bien caían en el periodo nacionalista de nuestra historia o en los iconos populares, las tendencias actuales generalmente se remontan a distintas versiones del pasado prehispánico (no se puede negar en estas ideas la influencia de la visión que el actual gobierno federal ha tratado de imponer acerca de nuestra historia).
Damián Flores, cita como punto de partida de sus obras a las 12 litografías que Rufino Tamayo diseñó con base a las más de 100 piezas de arte prehispánico que en 1976 donó al museo etnográfico de Oaxaca que hoy lleva su nombre (uno de los primeros trabajos que tuvo Tamayo fue el de dibujante en el acervo prehispánico del INAH, de ahí su contacto, sensibilidad y conocimiento del arte del pasado mexicano). Estas litografías son finos dibujos a línea de cerámica regional y sobre ellos o en ellos o tras de ellos, Tamayo ha incluido zonas de color sólido, creando un contraste entre lo antiguo y lo moderno. Esta forma de trabajo es la que Flores ha mejor respetado en los temples sobre estuco que se incluyen en la exposición.
De acuerdo con lo expuesto y lo que se ha dicho hasta aquí, con respecto al pasado habría dos formas de proceder (cuidando no salir embarazad@), una sería el empleo de motivos prehispánicos dentro de obras contemporáneas, tal y como acabamos de describir los trabajos de Tamayo y Flores; una segunda vía es la de tratar de ser una nueva versión de aquellos temas o formas, un producto que, efectivamente, nazca del encuentro del pasado con el presente o de dos realidades opuestas. Y Flores tiene, en su cerámica, ambas posibilidades. Por ejemplo, en Gobernador (2013) a la figura prehispánica se le ha añadido en el tocado una cabecita de payaso y en una mano se le ha hecho portar una bandera nacional. En cambio, en la figura que se encuentra al lado de la cédula de sala, (Sin título, 2019) es una creación nueva empleando los típicos cráneos y calaveras prehispánicos. En este sentido, me parece, es que el trabajo expuesto en Dioses ocultos se separa de lo que fue el Neo mexicanismo, o si se prefiere, nos presenta una veta diferente o actual de lo que fue esa tenencia.
No se pueden terminar estas líneas sin hacer mención a la exitosa museografía con que se presentan los Trabajos de Damián Flores, ya que estos se han intercalado con las piezas prehispánicas que están expuestas permanentemente en el museo. Con ello se refuerza la idea de continuidad entre pasado y presente, la misma creatividad, aunque con nuevas ideas, de manos y mentes, lo mismo prehispánicas que contemporáneas.
Publicado en Milenio Diario
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