Fotografía erótica
Robert Mapllethorpe. Apollo. 1988 |
Curiosamente, a pesar de su popularidad, suele hablarse poco públicamente de este género fotográfico, que en realidad vendría a ser, más bien, un subgénero derivado del más general, que es la fotografía de desnudo, y en ese sentido comparte crédito –la fotografía erótica—con la fotografía forense, pero principalmente, con la pornográfica. Del género principal y sus derivados, se sirve –y con la cuchara grande-- otro género fotográfico, la fotografía de modas.
No siempre es fácil distinguir un desnudo de una fotografía erótica o pornográfica, de ahí que se prefiere marginar o evitar cualquier imagen cuyo tema principal sea el cuerpo humano tal cual, es decir, desnudo o casi desnudo. La fotografía de desnudo, en términos generales, busca mostrar las líneas, las zonas, los volúmenes, las texturas, incluso las geometrías del cuerpo, en otras palabras, todos los valores formales de la figura, representados en el cuerpo humano. De ahí que incluso, muchos autores, hagan el ejercicio fotografiando esculturas clásicas, para lograr captar la perfección formal del cuerpo que habría alcanzado a través de este tipo de obra. De hecho, se cree que la primera fotografía de desnudo se debe a Daguerre, y fue, precisamente, de una escultura de mármol (piénsese, en este sentido, en el extraordinario trabajo de R. Mapplethorpe sobre el Apolo). (Cuando hablo de fotografía de desnudo, por ejemplo, me refiero tanto a los de mujeres como de los hombres. Para los fines generales que se asocian a estos géneros es indistinta su identificación sexual).
La fotografía erótica es bastante más compleja de definir, pues no es simplemente que a la fotografía de desnudo se le agregue una nueva finalidad y aunque puede parecer que se vale de las mismas formas y sujetos propios de aquella, en realidad, es bastante más elusiva, pues sobre ella está actuado el concepto de Eros tan caro para la cultura Occidental (sobre este punto se pueden consultar de S. Freud, Tótem y Tabú, Más allá del principio de placer, El porvenir de una ilusión. Y de Herbet Marcuse su célebre Eros y Civilización, para concluir con El Arte de amar de Erich Fromm).
Originalmente, lo erótico se refería a las manifestaciones o conductas tendientes al amor sensual o romántico, paso más sofisticado, digamos, al amor para la procreación de la especie, y en ese sentido, está asociado a lo creativo, a lo que hace surgir donde antes no había nada. Eros, pues, no solo era el dios de la atracción sexual, del amor, sino también el de la fertilidad. No hay acto creativo sin la intervención del erotismo.
Íntimamente relacionado con estos términos está el de sensualidad, entendida como una cualidad destinada a la estimulación de los sentidos, con la finalidad de provocar una reacción emocional en otra persona o en uno mismo. La sensualidad no implica forzosamente lo sexual, más bien no es exclusiva de él, sino que abarca y actúa sobre todos los órganos sensoriales, desde la vista hasta los propioceptivos. No está por demás subrayar que la sensualidad es un concepto cultural y, por tanto, es histórico, es decir, muda de tiempo en tiempo, posee, además, manifestaciones colectivas e individuales.
Sin explorar mucho más la anterior información (lo que siempre es necesario) podríamos decir que la fotografía erótica es aquella fotografía de desnudo, que valiéndose de la sensualidad de los sujetos (también de los objetos y contextos), tiene por finalidad la excitación tanto del sentido de la vista como de cualquier otro que derive del contenido de la imagen (por ejemplo, el táctil).
Finalmente, la fotografía pornográfica, que también viene del siglo XIX, es una fotografía de desnudo que concentra la sensualidad de los sujetos, uno, en sus genitales y demás órganos sexuales, y, dos, en su capacidad de incitar toda clase de conductas previas al coito. Se basa, entonces, en la exhibición explicita de los órganos sexuales y su manipulación con el fin de desear su satisfacción.
El género de la fotografía de moda, en sus diferentes variantes, se ha valido de los conceptos y prácticas concretas de la sensualidad, el erotismo y la pornografía que la sociedad sostiene y va modificando, como argumentos de disuasión, como parte de estrategias mercadológicas. Hay más de un ejemplo en este género, del momento que se quiera, que demuestran cómo ha sabido sacar el mejor provecho a lo alcanzado por sus hermanos, es también, una prueba de que, hoy día, prácticamente, han desaparecido los géneros puros.
Publicado en Milenio Diario
Imagen : guggenheim.org
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