Mexichrome



 El kodachrome nos da esos gratos colores brillantes, 
Nos da el verde de los veranos, 
Nos hace pensar que el mundo entero es un día soleado (...) 
Y todo se ve peor en blanco y negro. 

 Paul Simon. Kodachrome (1973) 

 Esta letra de Paul Simon podríamos considerarla la antítesis del poema que Octavio Paz dedica a Manuel Álvarez Bravo, que termina con la tajante afirmación de que la realidad es más real en blanco y negro. Nada de extrañar, pues desde el mismísimo siglo XIX, ambas opciones en la obtención-generación de imágenes, han sido consideradas opuestas o contrarias. 

 El pasado 29 de noviembre, en las salas Nacional y Diego Rivera, del Palacio de las Bellas Artes, en la Cd. De México fue inaugurada la exposición Mexichrome. Fotografía y color en México. Al día siguiente, día 30, el curador de la muestra, James Oles, ofreció una visita guiada vía ZOOM a través de la plataforma de la AIPAD (Association of International Photography Art Dealers). Con base a lo que comentó en ese recorrido, lo que ha aparecido en prensa, más lo que a mí mismo me ha tocado vivir con respecto a la polaridad B&N-Color, es que desarrollo estas líneas. 

 En primer lugar, tal y como lo afirma Oles, no existe en México una historia de la fotografía a color, con todo y que, como en muchas otras partes, casi desde el arribo del medio a México (1840) se intentó darles color a las imágenes obtenidas mediante su coloreado a mano, para después seguir experimentando con otros recursos, por ejemplo, el Autochrome, hasta la llegada de las primeras películas fotográficas a color traídas por la firma comercial Kodak, hace aproximadamente 80 años.

 La exhibición está compuesta por más de 180 fotografías de 110 autores, entre mexicanos, latinoamericanos, europeos y estadounidenses, y está dividida en distintos subtemas: Violencia, la bandera, cultos religiosos, lo prehispánico, etc. Por ahí vemos desfilar a gente como Alex Webb, Nan Goldin, René Burry, Maya Goded, Daniela Rossel, Bostelman, Lourdes Almeida, Adolfo Patiño, Livia Corona, entre otros tantos. La mayor parte de este material proviene de colecciones públicas y privadas, así como de colecciones individuales que prestaron obras que nunca se habían visto en público. 

Con todo, y a pesar de que lo expuesto es el resultado de por lo menos tres años de investigación, como el mismo Oles comenta, esta muestra es sólo el inicio de un trabajo que debe continuarse para tener una mejor idea de esa historia que aquí semblantea, se trata más bien, como dice, de una provocación.

 Entre otras cosas, deberíamos saber el porqué del rechazo al uso de la fotografía a color, más allá de sus costos, lo difícil o complicado de su procesamiento e impresión, y que se le asoció, desde un principio, a temas comerciales, anuncios publicitarios y modas, incluso más propia para revistas que para ser presentadas como obras de autor. Por mi parte, creo que el tema va más allá y eso lo tendría que reflejar una historia de la fotografía en México y no una exposición de ella. 

Entre otros factores, según yo, se debería identificar bien este periodo de poco apego, más que rechazo, a la fotografía en color y ver qué variables podría estar causando ese efecto. Por mi experiencia, diría que de mediados de los años ‘60 hasta bien entrados los ‘80 del siglo pasado, se vive bajo la idea de que la fotografía a color solo funciona para lo fifi (para ponerlo en términos contemporáneos), en tanto que la película B&N es la de la revolución, la que refleja íntegramente, la realidad de nuestros pueblos oprimidos por el capitalismo yanqui. Idea forjada al calor de la Revolución Cubana, primero y luego por otros movimientos armados tanto en Sudamérica como en otros países del mundo. Es decir, durante años, se tuvo el prejuicio contra la fotografía a color, tildada de burguesa, alimentado, entre otras cosas, por la ideología del momento. Es curioso constatar que en la medida que el color se fue incorporando a la fotografía, gracias a los medios digitales, se tuvo la impresión de su democratización, de ser accesible a todos y no solo a la casta de fotógrafos comerciales. 

 Cómo puede verse, el propósito de James Oles, de hacer de esta muestra una provocación que nos lleva a un conocimiento más profundo de esta historia, parece funcionar.

Publicado en Milenio Diario
Imagen: Fotografía Liz Basaldúa.
Chilanfo.com

Comentarios

Entradas populares