Imagen de la Revolución Mexicana
Ex convento de San Francisco, sede de la Fototeca Nacional. Pachuca, Hidalgo. |
Es muy probable que este mes ninguno de nosotros se haya escapado de ver una de las imágenes canónicas de la Revolución Mexicana y es que, como se sabe, el mes y no solo el día 20, está destinado a la conmemoración del inicio de los eventos con que se originó la primera revolución social del siglo XX. Por otra parte, igualmente se celebra el primer centenario del asesinato, en Parral, Chihuahua, de una de sus figuras más emblemáticas y especialmente querida por el gobierno federal en turno, Doroteo Arango, Pancho Villa (1871-1923).
Estas imágenes de las que hablamos, en su gran mayoría, provienen de la misma fuente, la Colección Archivo Casasola de la Fototeca Nacional.
En este punto conviene hacer clara la distinción entre este archivo y la Fototeca Nacional, que por lo común suele identificarse uno con otro.
En 1976, el gobierno de México, encabezado por Luis Echeverría Álvarez, decide la compra del archivo Casasola (del que hablaremos enseguida) y encarga al INAH su conservación y preservación, resguardo, difusión e investigación, entregándole 484 mil piezas. El gobierno de Pachuca dona, a su vez, el ex convento de San Francisco para que sea ahí su sede definitiva, lugar en que, efectivamente, se encuentra el material de los Casasola. A partir de ese momento, el ex convento se convierte en la Fototeca Nacional. Como dependencia del INAH, actualmente cuenta con más de un millón de bienes culturales que cubren casi 180 años de la fotografía en México, de 1847 a nuestra época, representados por el trabajo de 2000 autores aproximadamente.
La totalidad de negativos (sobre diversos soportes) e impresiones originales que duermen en sus bóvedas están distribuidas en tres diferentes tipos de colección, las llamadas de origen, que proceden de alguna otra institución, del propio INAH por ejemplo, o del antiguo Museo Nacional; las colecciones por autor, la de Hugo Brehme; Agustín Jiménez, Carlos Jurado, etc.; y las colecciones compiladas por otros, que es el caso de la Casasola, la del Consejo Mexicano de Fotografía, Felipe Teixidor, etc.
En síntesis, la compra del Archivo Casasola da origen a la Fototeca Nacional, pero no es lo mismo, ya que la Fototeca preserva miles de otras fotografías provenientes de más colecciones. Por cierto, a partir de 1993 la Fototeca Nacional es sede del SINAFO (Sistema Nacional de Fototecas) que, como su nombre indica, aglutina a las diferentes fototecas públicas y privadas, que hay en el país.
El Archivo Casasola, nombre con el que a partir de 1942 se le conocerá, fue fundado, cuarenta años atrás por Agustín Víctor Casasola Velasco (1874-1938), quien consciente del valor informativo e histórico de los sucesos y tiempos que vivía decide abrir, después de otros intentos la Agencia Mexicana de Información Gráfica, que rápidamente fue creciendo, primero con el trabajo de su hermano Miguel quien se desempeñó como fotógrafo de prensa, seguidamente por la contratación directa de otros fotógrafos para cubrir una amplia variedad de actividades de los deportes hasta nota roja, o bien por la adquisición de fotografías que cubrían sucesos o personajes no presentes en sus archivos. A la labor de Agustín Víctor, se sumaron, además de su hermano, sus hijos Gustavo, Agustín, Ismael y Mario; sus hermanas Dolores y Piedad, encargadas de atender al público y los laboratorios; y sus nietos Ismael y Juan Casasola Tezcuano, y Mario y Agustín Casasola López. Colaboraron con los Casasola 500 o más autores (lo que dificulta la atribución de las imágenes, ya que no era costumbre dar el crédito correspondiente) entre los que se encuentran Jesús Abitia; Hugo Brehme; Antonio Garduño; los Hermanos Mayo; Manuel Ramos, Armando Salmerón; o las agrupaciones México Fotográfico, CIF.
Si como mencionábamos al principio de estas líneas pensar en la Revolución Mexicana, en cualquiera de sus facetas, es pensar en las imágenes del Archivo Casasola, se debe a dos hechos, por un lado, la obvia riqueza de los materiales que contiene, pero también por una alianza, tácita o no, entre su organización y los gobernantes del país, quienes se vieron beneficiados por su incesante labor fotográfica, no solo para crear la imagen de la Revolución que a ellos convenía, sino también para difundir, después, la labor de reconstrucción y unidad de país que habría de caracterizar a los primeros gobiernos post revolucionarios.
Publicado por Milenio Diario
Imagen: es.wikipedia.org
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