Colección Toledo de fotografía (I de II)


 

LU’BIAANI, Francisco Toledo y la fotografía, es el título bajo el cual se presenta esta exposición consistente en una amplia selección de lo que es la Colección Toledo de Fotografía, perteneciente al Centro Fotográfico Manuel Álvarez Bravo de Oaxaca. Lu’biaani es una palabra zapoteca compuesta que podría ser traducida como “ojos de luz”, “ojos llenos de luz”, “ojos encendidos” fue escogida por Alejandro Castellanos, el curador de la muestra, porque de alguna manera se refiere a la experiencia que relataba Toledo al haberse encontrado por vez primera con la obra de Álvarez Bravo. 

 Inaugurada en la sala principal del Centro de las Artes del CONARTE en el parque Fundidora el pasado 26 de septiembre (por su tamaño hubiera sido imposible presentarla en la sala de la Fototeca, además que parece está ya estaba destinada a otros fines), es una exposición difícil en más de un sentido. Lo apunto, en primer lugar, por el tamaño de la colección, la componen algo así como 100 mil imágenes de las cuales se exponen 472, un poco menos que el 50%, lo cual para una exposición es una enorme cantidad de obra. Sobre este punto y otros más hemos de volver en la segunda parte de estas líneas. Además de los núcleos temáticos en los que se ha agrupado a las imágenes que componen la exposición (Comunalidad; Coleccionismo, canon y medio; Germinal; Yo, otro, etc.), por su tamaño (insisto), por la rica variedad de su contenido y por los cruces temporales que irremediablemente se dan, posee muchas otras lecturas. En términos generales se puede decir que hay otras tantas clasificaciones que agrupan, perfectamente bien, al mismo material, por ejemplo, foto histórica, moderna y contemporánea; o bien Fotógrafos extranjeros, fotógrafos nacionales; otra línea podría ser fotografías seleccionadas y adquiridas por el propio Toledo y las que han llegado a la colección vía donaciones o adquisiciones postmortem; y finalmente Fotografías con tema Toledo y fotografías inspiradas en Toledo. Esta riqueza material, temática y conceptual obliga al espectador a tener siempre presente al conjunto, ya que, de otra manera, podría no entender cómo o porqué en una mampara está una fotografía de Josef Koudelka, a pocos pasos un retrato de Juan Rodrigo Llaguno y en el segundo nivel las desvestidas de Luis Arturo Aguirre.

 La relación que Francisco Toledo sostuvo con la fotografía fue mucho más allá del admirador, conocedor, del coleccionista, del amigo y patrono de fotógrafos, del generoso mecenas que entrega a su pueblo el tesoro de sus colecciones. El mismo fue un usuario de la fotografía en varios niveles y momentos. Por un lado tenemos las intervenciones que llevó a cabo sobre fotografías o impresos de diversos tipos; la serie de imágenes experimentales que realizó a las que habría que sumar sus trabajos con fotografías Polaroid; y finalmente, aquellas en las que participó como sujeto o modelo, ya fueran sus retratos (amplia es la cantidad de autores que lo retrataron, el ya mencionado Llaguno, Graciela Iturbide, Rogelio Cuellar, Mary Ellen Mark, Laureana, su hija, entre otros) o bien en las que “actua” para la cámara, por ejemplo la que ilustra la invitación a la exposición y que es de su mujer Trine Ellistgaard.

   Me parece a mí que no es extraño el interés de Toledo por la fotografía, siendo un hombre con su sensibilidad e intereses era lógico que incursionara en el medio como productor, de la misma manera en que lo hizo en la gráfica, los textiles, la joyería, la cerámica, no cabe duda de que medio al que se acercara terminaba con su huella, por lo que no tendría que ser distinto con la fotografía. No podría decir si hay un estilo de fotografía Toledo, pero sí creo que las fotografías con las que trabajó no podrían ser más que de él. Pero hay algo más, en la fotografía supo ver el medio de comunicación de masas que en su momento era el más influyente a través de su aplicación en prensa y eso lo reconoció al ver como se difundía y ganaba adeptos el movimiento iniciado por la COCEI en su natal Juchitán, buena parte del ello—el ganar simpatizantes-- se debió a que salió de su ámbito geográfico para convertirse en un fenómeno mundial, no es casualidad que en ese entonces invitara a Graciela Iturbide a fotografiar su pueblo, trabajo del que surgió el famoso Juchitán de las mujeres... lo demás es historia conocida.

Publicado en Milenio Diario

Comentarios

Entradas populares