Día Mundial de la Fotografía
Como es bien conocido, un 19 de agosto, pero de 1839, el científico francés François Arago, presentó durante una sesión conjunta de las Academias de Ciencias, y Artes de Francia, a solicitud expresa de su amigo Louis Daguerre, el Daguerrotipo, uno de los primeros procedimientos documentados a través del cual era posible la obtención de imágenes permanentes proyectadas en el interior de una cámara oscura. Es la famosa sesión en la que, se dice el pintor académico Paul Delaroche, se levantó airado gritando que ese era el fin de la pintura, es la misma sesión en que el gobierno de Francia compra los derechos del Daguerrotipo para liberarlos de inmediato a fin de que cualquier ciudadano se vea beneficiado por su uso y resultados. Es, finamente, la sesión que se ha tomado como el nacimiento u origen de la fotografía, razón por la que se ha propuesto la fecha como un buen día para recordar y celebrar mundialmente su aparición.
Sin negar lo anterior, es necesario regresar a ese momento a fin de entender claramente qué fue lo que se dio a conocer. Mas antes, hay que distinguir entre invención y descubrimiento, para entender que la fotografía, por lo menos en ese momento, no fue ni inventada, ni descubierta, fue, más bien, el resultado de la combinación y aprovechamiento de una serie de conocimientos con los que ya se contaba, incluso, desde muchos años antes de este momento. Un invento, a cómo lo entiendo, es la presencia de algo –una idea, un objeto, una fórmula—que no existía antes, lo que no sucedió en el caso del Daguerrotipo, como veremos a continuación. Un descubrimiento es el señalamiento de algo que ahí está, pero que no había sido visto, comprendido, aceptado, lo que tampoco sucedió, a no ser que tomemos el anuncio de Arago como el descubrimiento para la Academia francesa, del Daguerrotipo, él sí lo descubrió para ellos o mejor, anunció el descubrimiento que había hecho mediante al comunicado de su amigo Daguerre.
Como se sabe, Louis Daguerre, invirtió capital, tiempo y esfuerzo para perfeccionar las heliografías, impresiones y técnica desarrolladas por Joseph Nicéphore Niépce a fin de fijar imágenes y hacerlas reproducibles. Niépce no solo encontró los materiales químicos que lo harían posible, sino que también incorporó la cámara oscura –aparato conocido desde la edad media si no es que antes—para obtener las imágenes que después serían fijadas. Entre los numerosos intentos que llevó a cabo, se encuentra el uso de lo que podríamos llamar negativos primitivos, aunque fueron abandonados en busca de mayor nitidez (lo que casi al mismo tiempo lograría el inglés Fox Talbot). A la muerte de Niépce, Daguerre compró a su hijo sus notas y apuntes, hizo algunas mejoras (la incorporación de lentes en la cámara oscura, por ejemplo) y presentó como suyo el procedimiento. Conviene tener presente que la gran diferencia entre lo conseguido por Niépce, Talbot y Daguerre, consiste en que las imágenes obtenidas por el método del daguerrotipo son únicas, en tanto que las otras dos, al emplear negativo, son múltiples.
Finalmente, paralelamente a la disputa por la paternidad de la fotografía entre los tres personajes que hemos visto, en diversos lugares de Europa e incluso de América (se trata del fotógrafo brasileño Hércules Florence) se registraban desarrollos semejantes con lo que se complica aún más saber a quién atribuirle su presentación original. Entre estos otros exploradores de la antigua fotografía destacan los nombres de William Herschel, Hyppolyte Bayard, Gustave Le Grey y el español José Ramos Zapetti, entre muchos otros.
No soy yo quien lo dice, pero aun en el ambiguo origen de la fotografía, podemos darnos cuenta de la complejidad que implica su aceptación, estudio, análisis y comprensión y eso a pesar de que acabamos de conmemorar su cumpleaños número 184.
Publicado en Milenio Diario
Imagen: cultura.gob.ar
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