Testimonios


 

Desde hace años, entre otras personas, era Ruth Rodríguez, la responsable de recordarnos que había un día mundial de la fotografía estenopeica y, en otras tantas ocasiones de organizar exposiciones, locales, nacionales y hasta internacionales. Ahora que Ruth, por las razones que fuera, ha emigrado difícilmente nos acordamos y repetimos el ritual, no porque no nos guste o interese este tipo de trabajos --la fotografía estenopeica— sino, simple y sencillamente porque se nos van estas y otras fechas sin darnos cuenta. En otras palabras, si no hay alguien especialmente interesado en el tema, será complicado que, por no decir casi imposible, cualquier otro asuma el relevo. 

Es así que se nos pasó por alto el último domingo del mes de abril, día que Ruth invitaba a la celebración mundial de este tipo de técnica y procedimiento fotográfico. Este tipo de fotografía toma su nombre, como se sabe, del proceso empleado en la reproducción de imágenes vía el uso de un dispositivo llamado estenopo, que no es otra cosa que un pequeño y simple orificio, sin ningún otro aditamento, por el cual pasará la luz que habrá de bañar la superficie sensible que se encuentre en el interior de un cajón, lata o, incluso habitación. Una simple caja de cualquier tamaño y/o material herméticamente sellada, con su estenopo, nos provee de una cámara estenopeica lista para crear un diferente, por su inusual, tipo de imágenes. Actualmente este proceso cuenta con seguidores y desarrolladores por todo el mundo y es común encontrarlo representado en bienales y concursos de todo nivel. 

 Para ocuparnos del tema no solo han tenido que pasar dos meses sino viajar a la ciudad de Oaxaca para poder visitar las explosiones que este año el Centro Fotográfico Álvarez Bravo, ha montado con este motivo. Se trata de seis muestras que, se puede decir, giran al derredor de un mismo tema: la ciudad y sus habitantes. Narraciones estenopeica que se divide en tres: Humanidad, Sueño de Letty, y, Escenario de mujer, de los fotógrafos Patrick Dionne y Miki Gringas. Crossing cities, de Markus Kaesler, y Visiones encontradas de Daniel Tubio, completan con Galnasak, vivir sin malestar, de Omar García, estas seis muestras. Temas bastante frecuentes entre ciertos fotógrafos mexicanos y latinoamericanos, quiero decir la presentación de lo inhumano de las ciudades modernas y la marginación a la que suelen condenar a los más débiles y necesitados de sus habitantes, niños, mujeres, adultos de la tercera edad. Lo interesante es estos trabajos no es pues su temática tanto como la narrativa (la manera en que se cuenta) que surge de la combinación entre técnica (la estenopeica) y el tema, más específicamente, el acercamiento a este que siempre es de naturaleza individual. 

 Me parece que es precisamente en el resultado de tal combinación que se percibe y entiende el valor de lo estenopeico. Estas imágenes se alejan del “straight shot” o toma convencional, por llamarle de alguna manera, en la medida en que es imposible regular su resultado; salvo las variables relativas a la sensibilidad de la superficie sensible y el tiempo de exposición no hay manera de prever la imagen final pues esta puede depender de variables tan caprichosas como la forma del objeto que se convierte en cámara obscura o el tipo de superficie sobre la cual se imprimirá la imagen recogida del exterior, eso más la ubicación en que se suele dejar estos “aparatos” a que hagan su trabajo, grandes primeros planos, imágenes alteradas bizarramente por la forma del estenopo, sobre exposiciones, imágenes múltiples, “abstractas” por el tiempo de exposición, altos contrastes involuntarios, texturas insospechadas. Con este arsenal de recursos no es sorprendente que quienes recurren a él busquen presentar imágenes inéditas, nuevas, de esa realidad que preocupa tanto. 

 Del material que se presenta en el Álvarez Bravo, en lo personal me llamó la atención el presentado dentro de las Narraciones estenopeicas, Escenario de mujer. Primeramente los fotógrafos se dieron a la tarea de registrar con cámara obscura distintos aspectos de la labor que cotidianamente que llevan a cabo las mujeres de una población marginal en el estado de Tlaxcala, cocinar, lavar, barrer, atender los animales domésticos, cuidar de niños y ancianos, etc. Las fotografías así obtenidas se presentaron luego en un circuito urbano colgadas de los muros de adobe de las mismas casas retratadas, lo que nosotros vemos es el testimonio de esta acción con la cual se buscaba tanto visibilizar un trabajo que no se reconoce como tal, a la vez de revalorarlo socialmente. Como se ve, las originales imágenes que nos ofrece la fotografía estenopeica, lleva a buscar nuevas formas de presentación con lo que se enriquece todo el proceso.

 Publicado por Milenio diario

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