De fotografías y favoritas

 


    Mañana miércoles aparecerá en la página del FaceBook, Miércoles Fotográficos, la penúltima vuelta de las pláticas que tuve a lo largo de seis meses (apareció una nueva cada quince días) con 36 productores entre fotógrafos, pintores, arquitectos y escritores/as de la ciudad o del país, sobre la que consideraron era, en ese momento, su fotografía favorita. La idea me fue sugerida por Jaime Toussaint, quien a su vez la vio desarrollada en el entonces último número de la revista EXiT, como se sabe, quizás la publicación periódica más inflúyete –en nuestro idioma-- a ambos lados del Atlántico sobre artes visuales en general y fotografía en particular. 

 En verdad procuro no tratar en estas líneas trabajos que desarrollo o en los que intervengo en otras circunstancias, a fin de no crear la idea o dar la impresión de que me valgo de este medio para la autopromoción. Si ahora he decidido referirme a aquellas grabaciones es que, a su término, me doy cuenta no sólo de la riqueza de material que resultó como contenido en sí de las pláticas sostenidas, sino como ejercicio que nos permite acercarnos más a la comprensión de la fotografía y las razones de porque el éxito del que goza. 

 El 100% de los invitados coincidió en la dificultad, cuando no imposibilidad, a la que te enfrentas cuando debes llevar a cabo tu elección y por más libre que estés o te encuentres en las mejores condiciones, la acción siempre se tomará, no sólo como algo temporal, sino de una validez transitoria, es decir que mañana o incluso media hora después de haber seleccionad esa o aquella fotografía, se puede cambiar de parecer y seleccionar, incluso, otra que se encuentre en las antípodas de la primer destacada. 

Las razones para que esto suceda son fácilmente comprensibles, no tanto por la cantidad de imágenes entre las que debes seleccionar (suponiendo que una parte de ellas permanece en tu conciencia, las recuerdas, pero bien sabemos que esa es nada más la punta del iceberg y que en el olvido se encuentra la mayor parte de fotografías que conocemos), sino, además, por lo que buena parte de ellos nos dejó saber, es decir, que en su decisión influyó desde su estado de ánimo en ese momento, la inversión en tiempo que se dedicó al ejercicio, como también y por exagerado que parezca, las condiciones físicas en que se hace la selección. 

 Otras razones que dan para justificar su selección van desde aspectos emocionales que los ligan a esa imagen en particular, algún recuerdo que se dispare al verla, o simplemente porque es el registro, testimonio, de un trabajo al que se le tiene particular aprecio (hubo gente que presentó una fotografía de ella misma en algún momento de su vida (bautizo, boda, graduación); otros por el recuerdo de la persona (en especial las ya fallecidas) o bien porque la fotografía representa la pintura, dibujo o construcción, más reciente, mejor vendida, la última, etc. 

 Desde mi punto de vista, las explicaciones más ricas resultaron ser, curiosamente no únicamente las de los fotógrafos, sino las de gente cercana o aficionada a la fotografía. De entre ellas destacan las que se seleccionaron porque mejor se prestan para llevar a cabo un trabajo, por ejemplo, de interpretación de imagen; otras por haber sido ya explicadas por el autor de la fotografía; por conocer la trayectoria de un determinado autor, la que se ha seguido, precisamente, por ser de su agrado. Siguen las que son seleccionadas por aspectos técnicos, desde la cámara, hasta su impresión y presentación física. Finalmente los hubo que seleccionaron sus fotografías por ser para ellos, sus maestros directos, o fotógrafos que de una u otra manera han influido o influyen en su propio quehacer, es decir, han seleccionado por una especie de afinidad profesional. 

 Supongo que para este momento la mayoría de los que aceptaron mi invitación a participar en este ejercicio tendrán, como cualquiera de nosotros, otra u otras fotografías favoritas. Lo anterior no invalida en nada los argumentos, gustos, preferencias y conocimientos que quedaron grabados en las pláticas que sostuvimos, casi estoy seguro de que a muchos les sorprendería volver a escucharse y ver que tan diferentes son ahora. Todo lo anterior me deja ver lo interiorizado que tenemos a la fotografía y lo mucho que nos falta comprender al respecto, es decir nuestra relación, personal, social, cultural y política con las imágenes fotográficas.

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