Polvo de estrellas
Uno de los encantos de las exposiciones colectivas, cuando no son simplemente reunión de piezas asociadas por tema, año o técnica, es que tras ellas hay una voluntad por expresar algo, por establecer una o varias ideas en torno a un tema, una situación, un momento, esa es, supuestamente la labor del curador, la razón de porqué son tan celebrados hoy día, porque ofrecen un discurso más o menos coherente en torno a un motivo a través de lo que se puede leer, ver, entender e interpretar en un cierto número de obras. Lo claro, lo evidente que resulte ese discurso, abonará a la carrera y prestigio del curador.
Pocas de estas exposiciones, por el protagonismo que han ido ganando los curadores, merecen más de dos calificativos, pero ahora estamos frente a una que resulta tan interesante como complicada, tan valiosa como variada, y tan inexpugnable como brillante, me refiero a Cosmogónica, muestra curada por Sara López y que se exhibe desde le 29 de marzo en la Pinacoteca de Nuevo León.
Formada a partir de 50 trabajos, entre pintura, video, gráfica, escultura y fotografía, aportados por 37 productoras, la curadora plantea de entrada lo que el subtítulo de la muestra deja ver, Las artistas y sus mundos alternos, esto es, López nos propone ver estas piezas como creaciones de mundos alternos (creados por las mujeres en su infinita capacidad formadora) que terminarán convirtiéndose en objetos de contemplación para muchos otros; dice al final de su presentación: “Hoy mismo seguimos flotando en la vastedad del universo, pero sujetos a la contribución de su arte como una sólida roca que dota de significados nuestra existencia, roca que se integrará a la energía que dará forma a nuevos planetas, luego a estrellas que se volverán galaxias, luces distantes que desde otra dimensión, harán brotar ideas a los seres de otros mundos que las contemplen.” A partir de lo anterior, la idea de Sara se pude resumir diciendo que nos propone asumir una actitud más bien panteísta para leer el conjunto de obras que aquí se presentan y así entender porque cada una de estas obras es la creación de un mundo alterno.
Antes de continuar por esta línea, permítanme hacer mención de otro acierto de esta exhibición, me refiero a que al hacer la selección de las productoras que estarían aquí incluidas, se tomó como base a aquellas que forman parte de la Colección de la propia Pinacoteca, por lo que es sorprendente volver a encontrarse con los grabados de Lola Cueto, la pintura de Gloria Correa, Blanca Oralia García, Silvia Marchand, la cerámica de Rosa María de Po, o la extraordinaria pieza en cristal de Nohemí Osuna. El acierto va más allá y se les pone en diálogo con Paula Cortázar, Tahanny Lee, Pilar de la Fuente, Sulamit Elizondo o Jésica López.
Ya que hago mención de algunas de las participantes y sus trabajos, no puedo dejar de mencionar a dos de las que más llamaron mi atención. La primera es la pintura de Isabel Baker, El lado obscuro de la luz 27, 2022, una más de esta serie que se destaca por ser piezas, generalmente óleos, de reducido tamaño, pero de enormes dimensiones por la temática que aborda y la manera en que lo hace. Sin duda esta es una pintora que hay que seguir pues estoy casi seguro de que de continuar creciendo llegará ser una de las productoras importantes de México. La otra pieza es un impresionante vídeo de Dominique Suberville, Baño de Romero, 2021, de siete minutos de duración. En el vemos a su autora afanosa sino es que obsesivamente, darse un “baño de romero” práctica mágica, recurso naturista o medicina alternativa para curarte, entre otras cosas, de egoísmo y mala suerte, para alejar de ti cuanta mala energía se haya acercado. Lo dramático del video es el ahínco, la fuerza, la manera en que una y otra vez, Suberville, se cepilla manos, piernas, cara y cuello con un tosco cepillo de plástico, como si en verdad estuviera deseando, eliminar, limpiar, arrancar de sí, cuanta mala vibración o suerte se hubieran apoderado de ella.
La pieza de Suberville, me trae de regreso a la visión holista con que López ha leído todas y cada una de estas piezas y sobre todo su conjunto. Las mujeres que aquí exponen son una por una y en sí mismas un mundo alterno, o mejor dicho su obra, su quehacer son otros tantos mundos alternos que nos ayudan a explicar los misterios de la vida, pero en conjunto, este conjunto, representa ese cúmulo de galaxias del cual surgió el polvo de estrellas del que estamos hechos. Esta es la cosmogonía que nos cuenta Sara López con esta exposición.
Publicado en Milenio Diario
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