Tres temas


 A pesar del interés que me despierta la vida cultural, política y social del siglo XIX, sobre todo por ser de gran ayuda para comprender la aparición de la fotografía, por no estar, aparentemente, ligada a otras de mis preocupaciones, había dejado pasar la exposición Pelegrín Clavé, origen y sentido, inaugurada en el museo de Historia Mexicana, allá a finales de agosto de este mismo año. La visita y conferencia que ofreció la Dra. Rosa Casanova el 9 de noviembre en el auditorio del museo me hizo ver mi error y, en consecuencia, lanzarme a visitarla. 

 Más que comentar la exposición en sí misma, porque la pintura académica sí que no es de mi competencia me gustaría presentar aquí tres temas que me surgieron a partir de su visita y que van, mal que bien, relacionados entre sí. Primeramente, la importancia de la muestra (no del pintor Clavé sino del conjunto de obras y su armado, es decir, la exhibición como un todo). A pesar de no ser un súper hit, sí contiene piezas y un enfoque que hace valiosa su presencia en la ciudad. Saber y conocer las prácticas y quehaceres que se llevaban a cabo en la Academia de San Carlos; que existía una genuina preocupación por parte del gobierno y de la gran burguesía del momento por la preparación –práctica e ideológica—de sus artistas; conocer el método de enseñanza de Clavé, sus aportaciones a la formación de nuestros pintores decimonónicos; así como el propio método seguido por el catalán para realizar sus grandes retratos, nos debe llevar a ver la necesidad que tenemos de conocer mejor nuestra historia, de tener una idea de la existencia de capítulos como este para no caer en la arbitrariedad de creer que todo se acaba de inventar ayer y conmigo y que cuando se habla , por ejemplo, de la lucha emprendida encabezada por la primera generación de muralistas, no es solo metafórica, sino una batalla real sobre los fines, temas y prácticas de las artes en general. 

 Mi segundo punto, es la razón por la que fue invitada la Dra. Casanova, que vino a presentar la conferencia Usos tempranos de la fotografía en la academia de San Carlos Obviamente no pienso abordar el asunto, pero sí hacer un par de anotaciones con la idea de hacer claro algo que ya mencionaba un párrafo más arriba, y que es la importancia de conocer nuestro pasado como una forma para entender mejor el presente. Pelegrín Clavé nació en Cataluña, España, en 1881, a 42 años que se hiciera su presentación oficial la fotografía. Llega a México en 1846, es decir, aproximadamente 5 años después de que la fotografía se hiciera presente en nuestro territorio. Cito estas fechas a fin de explicar que para el pintor la presencia de la cámara fotográfica en los estudios de los pintores no debió haber sido algo sorprendente, por lo que habérsela encontrado en México debió venir a completar las novedades pedagógicas que implementó en sus clases en la Academia. El retrato fotográfico de los miembros de la institución, las tomas de los salones de clase nos dejan ver, según yo, la familiaridad que esta máquina debió haber tenido ya en la sociedad mexicana y con mayor razón en los estudios de los pintores (en el caso de México, hasta donde sé, solo se sabe con exactitud que José María Velasco se ayudaba de la cámara oscura para la realización de sus paisajes. Dada la importancia de Velasco, es muy posible que otros tantos pintores recurrieran al mismo instrumento para llevar a cabo sus trabajos, lo mismo retratistas que paisajistas); (Desconozco si está documentado el que Clavé usará en sus pinturas la cámara oscura, ni que animara a sus alumnos hacerlo. Aquí lo que propongo es que posiblemente en sus clases introdujera el uso de la cámara. Tómese en consideración la brecha generacional existente entre estos dos pintores, uno pertenece plenamente al siglo XIX, en tanto que Velasco tiene ya un pie en el XX 1840-1912). 

 El último tema que me viene una vez visitada esta exposición nace de la pregunta de si es este el espacio en que deben presentarse, porque aun siendo de historia, su campo estricto es el de la historia del arte, por tanto, ¿no será que nos está faltando un museo de arte? Uno formado por exposiciones permanentes y temporales en donde la gente pueda conocer de arte prehispánico si gusta, de arte contemporáneo, de los 3 siglos de arte virreinal que tenemos, etc. Si en este momento quiero conocer a alguno de los alumnos de Clave o una obra de Velasco, no puedo, bueno sí, si te vas a la Ciudad México, pero aquí es imposible a menos que se reciban exposiciones como la que comentamos. Ya sé que el horno no está para bollos, pero no hablo de que mañana debería inaugurarse tal museo, ni que todo recaiga en las aras del gobierno o las empresas privadas de la ciudad. Lo menciono como un proyecto a largo plazo que involucrara a los tres niveles de gobierno más la iniciativa privada, como un proyecto de gran altura y alcance que ya alguien debería estar planeando.

Publicado en MIlenio Diario

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