20 años después


Como desde hace 20 años, del 5 al 9 del presente mes, se llevó a cabo, en el Centro de las Artes del CONARTE, el Encuentro de Fotografía 2022. Dentro de las actividades contempladas para su clausura, quedó la inauguración y premiación de la exposición Revisión 2022. Fotografía en Nuevo León, ambas actividades, es decir, el encuentro en sí (conferencias, revisión de portafolios, conversatorios, talleres) y esta exposición tuvieron como tema central o principal, el de Realidades. 

Motivo de reflexión, sin duda, es la longevidad del evento expositivo. Habla del empeño e interés, quizás de una pequeña parte de los productores locales –aquellos que son fotógrafos o se valen de este tipo de imágenes para hacer su trabajo--, pero que no ha dejado de producir, crecer y llamar la atención sobre su presencia al grado de poder organizar, año con año, una muestra en la cual se conocen y reconocen. Es obvio que en 20 años hayan cambiado mucho todas las cosas que rodean al evento, desde su nombre, hasta quién, cómo y por qué puede participar en la muestra. Si ha habido exhibiciones más o menos exitosas se debe, precisamente, a esa combinación entre curadores y productores, más la dirección institucional cuando está cierta de qué pedir y para qué; en esos casos todas las piezas llegan a coincidir ofreciendo inmejorables resultados, como lo ha sido el de este año. 

Archivo Juárez


Nunca me cansaré de insistir en que, a no ser que se empleen otros argumentos que no sean el gusto individual, no tiene caso discutir por qué se premió a esta obra y no aquella otra. Este año el ganador del premio único del certamen fue Alejandro “Luperca” Morales, con la pieza Archivo Juárez. Esta –la instalación—ya la conocía, pues, se presentó en la Bienal Whitney del Museo Whitney de Arte Norteamericano de este año, junto a otros dos o tres participantes también de México. Si da gusto encontrar el trabajo de este joven juarense, asentado en Monterrey, en un lugar como la bienal estadunidense, más gusto y orgullo produce el que también aquí se le reconozca. El archivo Juárez, es una instalación compuesta, fundamentalmente, por 10 o 12 llaveros (visores) que llevan en uno de sus extremos una lente que permite ver a través de ella pequeñas imágenes de diversos motivos, en este caso de calles y monumentos de Ciudad Juárez, Chihuahua. La pieza, conforme te adentras en ella, aumenta en complejidad y significados, y representa, según lo entiendo, el espacio en la memoria en el que confluyen las imágenes del siglo XX y las del actual, creando así una alegoría del hombre contemporáneo. También sobre este punto regreso más adelante. 

Imperio


Al lado del premio otorgado a Morales, hubo dos menciones honoríficas, de ellas, la más interesante, desde mi punto de vista, fue la otorgada a Laura Álvarez, Imperio. Un impresionante tríptico monocromático que presenta igual número de personas de la comunidad LGBT+. Esta es la pieza que a mí me hubiera gustado ver premiada, no solo por el tema que tiene que ver con la inclusión tan necesaria en nuestra sociedad, y su aproximación al género del desnudo, sino por lo acertado de sus dimensiones (aprox. 180x120 cm.), por la forma en que estas perdonas fueron retratadas (postura, encuadre, iluminación, etc.) y la calidad de la impresión. 

Por supuesto, hay algunas otras piezas que merecerían ser presentadas con más detalle, por ejemplo, el foto libro de Nancy González, el políptico de Nora Gómez, los alto-contrastes de Verónica Mar, o los collages de Alessandra Baragiotta. Entre estos y los muchos otros que no he mencionado, 26 participantes se presentan, crean una muestra que sin duda hay que ver. Tres conclusiones generales me nacen después de haberlo hecho: 1. La exhibición, aunque digna, como he dicho, la siento falta de madurez, como que la mayoría de los trabajos están aún muy tiernos, por lo que habrá que esperar a ver qué frutos darán. 2. Si esta es la impresión general que me provoca, se debe, estoy seguro, a que nos encontramos en un momento de transición entre varias generaciones, la que aquí se ha hecho visible correspondería a una de las más jóvenes. 3. Más importante aún que constatar que hay un relevo en las generaciones de fotógrafos, es que también asistimos a un desplazamiento, casi total y definitivo, de la imagen fotográfica tradicional, por un concepto mucho más amplio y variado, que incluye a todo tipo de soportes no solo los fotográficos. 

 Finalmente, este largo camino recorrido los últimos 20 años merece ser ampliamente documentado, la historia que contiene es, me atrevería a decir, única en el país. Vale la pena que las autoridades de la Fototeca se den a la tarea de dotar de un buen catálogo (aunque fuera digital) a un evento que les ha salido casi redondo.

Publicado originalmente por Milenio Diario
Se puede ver también en www.artes2010.wordpress.com

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