ut pictura poesis
Posiblemente, se puede criticar el uso de esta alocución (“La pintura como la poesía”) atribuida a Horacio en el contexto de estas líneas. Por siglos funcionó ya para indicar la unidad de las artes bajo el canon clásico, ya para superar la supuesta preeminencia de unas manifestaciones artísticas sobre otras (Lessing). Estos no son el motivo de su presencia aquí. Por otra parte, la fórmula de Horacio me lleva a un punto lejano y hasta quizás extraño para su utilización en él, me refiero al Pictorialismo, corriente fotográfica que aparece a fin del siglo XIX y se extiende, en algunos casos, hasta los años 20 del siglo pasado, cuando no más allá.
“La pintura, como la poesía” y el Pictorialismo, son las dos herramientas con las que, de momento, me armo para contemplar y analizar una exposición como la intitulada La homonimidad de la luz, del fotógrafo México-canadiense Damián Siqueiros, que fue inaugurada el pasado día 5 del presente en la Casa de la Cultura de San Pedro (Me permito abrir aquí un paréntesis. Junto con la presentación de esta muestra, Siqueiros ofreció una serie de talleres y charlas, todo, hasta donde tengo entendido, dentro de los eventos conmemorativos de los 40 años de vida que tiene este espacio (se fundó en 1982), sin embargo, no veo ninguna alusión a tan importante aniversario).
Después de haber visitado la exposición, me aparece otro ángulo desde la cual puedo tratar de entenderla. Ella –la exposición, todas y cada una de las más de 20 piezas que aquí se muestran-- son producto de una posición, una actitud, un conocimiento, una aprehensión, totalmente distintas a la mía respecto no solo a qué es la fotografía, sino el arte, e, incluso, la vida misma.
Para Damián no hay duda, su trabajo es Arte (así con a mayúscula) y él es un Artista (igual con mayúscula). En estas afirmaciones se encuentra el punto en que se dan la mano el pensamiento de Horacio y las principales ideas y teorías de los pictorialistas del XIX (Peter Henry Emerson, Robert Demachy, Henry Peach Robinson). Ni la poesía ni la pintura sirven para describir la realidad, ni una es mejor que la otra para hacerlo, y no lo son puesto que la finalidad del arte no es copiar la realidad, sino transformarla, recrearla, esa es la verdadera función y esencia del arte, ofrecernos una visión distinta, transformada, enriquecida de la triste, gris, monótona y hasta cruel realidad a secas. Y para lograrlo, entre la cámara y el objeto a fotografiar, el bastidor y el paisaje, entre el papel y el retratado, hay siempre un personaje, que, si tiene la sensibilidad suficiente, la personalidad que le permita entender y sentir su labor, siempre será un artista. En pocas palabras, un artista es aquel que es capaz de ofrecernos, a través de su creación, una imagen superior, enriquecida, interpretada, de la realidad.
Las 20 piezas que exhibe la Casa de la Cultura de San Pedro, que cubren distintos periodos de creación de entre 2013 y este mismo año, llevan ese sello que he intentado sintetizar. En todas y cada una de estas fotografías es sobresaliente el trabajo en la dirección de arte que ha llevado a cabo su autor, pues en realidad se trata de verdaderas puestas en escena que van desde la selección del tema, hasta su tratamiento en la posproducción digital e impecable impresión sobre papel tipo canvas, pasando por las locaciones, vestuario, dirección, maquillaje, utilería y demás equipo que contribuye, precisamente, a darnos una interpretación o la visión de cómo ve y entiende Siqueiros ciertos contenidos tomados de la realidad
En ningún momento pongo en duda la capacidad de este autor y la efectividad de su trabajo. Tampoco me sorprende saber el éxito que ha tenido su quehacer, especialmente en los ámbitos de la danza, ya clásica, ya contemporánea, del teatro y la música, el asombro que debe suscitar en más de un espectador que se acerque a sus fotografías por primera vez o aún en el que ya las conozca. Sin duda es un artista que ha logrado el éxito a través de sus creaciones.
A pesar de reconocer todo lo anterior en la obra de Siqueiros, de aplaudirlo incluso, en lo personal no me gusta nada de lo que nos ofrece, quizás porque prefiera un encuentro más directo y crudo con la realidad, quizás porque para mí la belleza es solo un atributo de nuestro mundo no el único, ni el principal. Ta vez sea que más que buscar una interpretación de la realidad, lo que espero de una fotografía es que me muestra otra mera de verla, sin que forzosamente pase por su embellecimiento o recreación. Es posible, como apunté al principio de estas líneas, que todo se reduzca, finalmente, a que tenemos concepciones antagónicas sobre estos temas, lo cual festejo, pues así ambos salimos ganando.
Publicado en Milenio Diario
Se puede ver también en www.artes2010.wordpress
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