La cuestión del tiempo


Hará unos quince días, me ocupé en este mismo espacio de la(s) función(es) e importancia que tiene el contexto en el que se conoce una obra simbólica para que esta pueda ser considerada como artística o no-artística. Siguiendo este camino, hoy quisiera exponer algunas ideas sobre otra variable extra-objetual, pero que resulta igualmente definitoria de qué es lo que apreciamos, valoramos, como objeto artístico, y su contraparte, todos lo demás objetos a los que les negamos ser portadores o poseedores de tal valor. Me refiero a lo que suele denominarse Fortuna Critica (FC), una especie de índice que nos indica el grado de aprecio (o desprecio) que un objeto X va acumulando y/o perdiendo a lo largo del tiempo. En otras palabras, la FC nos deja saber en qué momento, a partir de su debut público, una pintura, una fotografía, un dibujo, una novela, etc. es más o menos apreciada en contraste con otros momentos de su vida. Como se entenderá, ninguno de estos objetos goza o padece toda su vida de idénticas consideraciones. 

El 15 de junio de este mes la Fototeca de Nuevo León, en el Centro de las Artes, abrió al público la exposición Tufic Yazbek. Presencia singular, una muestra, más o menos nutrida, del trabajo que este fotógrafo mexicano llevó a cabo durante la segunda mitad del siglo XX, a lo largo del llamado Desarrollo Estabilizador (1949-1970). Por lo que sigue es importante tener claro este período, ya que inicia de la mano de un nacionalismo maduro, por lo menos en el ámbito cultural y se cierra, precisamente, cuando esa tendencia es rechazada y remplazada por manifestaciones más modernas. Este es el ambiente en que se moverá Yazbek y en el que se inserta su trabajo. En la cédula de presentación de la muestra se lee de la pluma de Edgar Alejandro Hernández, curador de la muestra: “La primera década del siglo XX tuvo en México una heterogénea genealogía de fotógrafos que ayudaron a construir no solo la identidad nacional, sino que heredaron un rico y complejo imaginario colectivo que definió nuestra cultura visual y la forma como actualmente consumimos imágenes. Dentro de este universo existen verdaderos maestros de la lente, como el cineasta y fotógrafo Tufic Yazbek (1917-1979), cuya obra fue consumida masivamente en su época, pero que tras su prematura muerte cayó injustamente en el olvido.” 

Excelente ejemplo, pues, de qué es la FC y cómo actúa sobre las obras y sus autores. A diferencia de lo que apunta el maestro Hernández, me parece a mí que lo que sucedió con la obra de Yazbek no es que haya sido olvidada, sino que su FC se fue deteriorando con rapidez muy posiblemente desde antes de su muerte (deterioro que puede manifestarse, efectivamente, en el olvido, es más, ese olvido es uno de los indicadores que sirven para definir la FC de un objeto). 

FC que, hay que decirlo, brilló para Yazbek en su mejor momento, cuando era seguido y perseguido por poderosas empresas que iban en pos de su imagen pública (publicidad) o de la presentación y promoción de los artículos que empezaban a caracterizar al México Moderno, pero también el de las desigualdades. Fue, efectivamente, la capacidad del fotógrafo, para entender gustos, necesidades, tendencias, lo que lo posicionó tan exitosamente, a ser consumidas sus imágenes masivamente, tal y como lo apunta el curador. Pero al vehicular imágenes nuevas para una sociedad como la nuestra también dio nueva vida, entre otras cosas, a modelos de comportamiento que siguen siendo una lacra para el país, me refiero en particular a la imagen de sirvienta que construyó para la mujer, o más bien que recogió de lo más profundo de nuestra cultura y lo vistió de mujer astronauta que sirve al astronauta hombre, o en el acuerdo secreto entre el padre e hija de regalar a mamá una nueva licuadora, mientras ella permanece, feliz (?), en la concina, por mencionar un par de ejemplos. 

Creo que esto es lo más valioso de la muestra, que a su través podemos conocer un momento de la sociedad mexicana, el crecimiento de la publicidad, y de las aspiraciones de sus nacientes clases medias. 

 Sin duda, Tufic Yazbek, fue un buen retratista, quizás esto sea lo mejor de su producción o por lo menos de lo que aquí se muestra. ¿Será suficiente como para esperar que su FC cambie y vaya, a parir de ahora, en ascenso? Desgraciadamente, no lo creo, su valor, tal y como lo veo ahora, radica más como un indicador de una época que como fotógrafo. No hay nada entre lo expuesto que supere las expectativas de la fotografía de mediados de siglo que también aspiraba a ser moderna, solo que se trataba de una modernidad muy distinta a la que ofrecía la artificiosa publicidad del momento.

Publicado inicialmente en Milenio Diario
Se puede leer también en www.artes2010.wordpress.com

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