Nada más que fotos

 


El pasado miércoles 30, justo antes de concluir el mes dedicado a la mujer, se inauguró en la galería Rocío Castelo la muestra Soy mujer. Mujeres fotógrafas de Nuevo León. Exposición colectiva de autorretrato. Organizada en apenas un par de meses, logró la participación de 80 fotografías de igual número de autoras, en blanco y negro o color, con formato de 20x16 pulgadas. El único requisito para participar fue, además de ser autorretrato, que considerarán motivos relativos a la empatía, la fraternidad, la inclusión, la sororidad y la diversidad. Y tal como se apunta en la cédula de presentación: “En el recorrido de estas imágenes encontramos temas y posturas que se traducen en fuerza, lucha, miedo, elegancia, sencillez, aventura, juventud, madurez, esperanza, incertidumbre, inicio, trayectoria, búsqueda, pasión, orgullo, reflejos y ocultamiento; si hay algo indiscutible y plural es un deseo latente y diverso detrás de cada imagen.” 

Con la inauguración de esta, que en realidad es la primera exposición organizada por el autollamado grupo Fotógrafas de México, empieza una serie de actividades, como, por ejemplo, hacer que esta muestra viaje a distintos estados y ciudades y que ahí se sumen fotógrafas locales que pudieran estar interesadas en el proyecto, con lo que aumentaría su representatividad y presencia como comunidad. Y que todo esto es resultado de una iniciativa autogestora, sin presupuesto, independiente y fruto del trabajo colaborativo y desinteresado de todas sus socias, con lo que se logra, sin lugar a dudas, una gran independencia y libertad de movimiento, aunque, por desgracia, y esto lo debe saber bien Ruth Rodríguez Coorganizadora de Fotógrafas de México, siempre se vive en el filo de la navaja, pues cualquier pérdida del interés que los miembros puedan tener en el proyecto se traduce en su mayor o menor fracaso. 

Por mi parte, hay un par de observaciones que quisiera hacer. En la ciudad hay otros colectivos de mujeres fotógrafas, por ejemplo, Fotógrafas del Norte y como ellas algunas más y, sin embargo, no veo los nombres de ellas en esta exposición, o no el de aquellas que han empezado a sobresalir o ya tienen un nombre ganado. Como tampoco veo los nombres de fotógrafas independientes que ya son conocidas en nuestro ambiente e incluso nacionalmente, Yolanda Leal, Veronique Chapuy, Loretto Villarreal, etc. Por supuesto, en ningún caso, existe obligatoriedad alguna o condicionamiento para participar en una exhibición; además, hay miles de razones de por qué no estar o ser incluido en un proyecto de esta naturaleza, pero más allá de todo esto y que, insisto, es totalmente válido, si ya se han logrado organizar, si ya se han puesto de acuerdo en un tema, si ya han conseguido un espacio donde exponer, ¿por qué no participar, porqué no hacer el esfuerzo y solidarizarse con las que van iniciando, con las amateurs, con las más radicales? Todas las fotógrafas, participantes o no, tienen que hacer consciencia de que entre más sean, más fuerte se habrán de oír en todos sentidos. 

Mi segunda observación tiene que ver precisamente con lo que acabo de señalar. En la medida en que sean más claros sus fines, los medios para lograrlos, el compromiso que cada una adquiere al ser miembro de esta comunidad y sobre todo cobrar consciencia de la fuerza que puede adquirir ya en el solo ámbito de la fotografía, pero que fácilmente se puede extender al campo de la cultura, al social y lo político, es decir, estar ciertas de que se pueden constituir como un fabuloso grupo de presión que pudiera llegar a modificar muchas cosas, pero para ello hay que mantener la unidad.

 Por lo demás, visitar la exposición equivale a ir a ver nada más que fotos. Tomando en cuenta, como ya se ha dicho, que entre estas 80 fotógrafas apenas si hay dos o tres nombres reconocibles, como en cualquier otra muestra de este tipo, nos topamos con imágenes interesantes, bien trabajadas, pensadas, en tanto que hay otras de menor interés, clichés sobreexplotados sin nada que aportar o de plano influenciadas hasta el cansancio por las revistas de moda o, peor aún, por la moda de los selfies. 

Hubo un tiempo en que me inclinaba por uniformar muestras de este tipo y creo entender las razones de por qué hacerlo, no obstante, hoy ya no estoy tan de acuerdo con ese proceder, y supongo que al hacerlo algo de la expresión personal de cada fotógrafo se pierde, amen de no saber si los aciertos o defectos del trabajo que se presenta son atribuibles al autor o al impresor. De cualquier manera, siempre será un gusto ver miradas diferentes, frescas, en formación, explorando y tratando de llegar a sus propias metas.

Publicado en Milenio Diario
Se ede ver también en www.artes2010.wordpress.com

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