Santos inocentes


 Quisiera escribir que vivo en un país que no solo admite las diferencias, sino que las alienta, que entiende la crítica como necesaria retroalimentación, que fomenta el diálogo como vía idónea para la solución de conflictos. Que apuesta al futuro invirtiendo en educación y apoyo a la investigación científica, que no descuida su pasado al que respeta buscado la verdad, no el apoyo a su versión de la historia. Un gobierno que rechaza la censura y alienta, sin distingos, la producción artística, su difusión y fomento nacional e internacional. 

 Me gustaría escribir que además vivo en un estado de cielos limpios y agua en abundancia, que es autosustentable, justo al momento de aplicar la ley y perseguir delitos, en donde no hay feminicidios y se reconoce y aplaude la contribución de la mujer, no por serlo, sino por su capacidad y preparación. Un estado que ha creado las instancias necesarias para hacer que el arte y la cultura en general sean realmente un derecho para todos sus habitantes sin sesgos o preferencias.

 Desgraciadamente, nada de lo anterior me lo creería ni el más inocente de todos los santos, aunque me esforzara, como de hecho muchos lo hacen, en presentarlo como tal. Son tan increíbles ambos escenarios que no hay manera de hacerlos pasar por ciertos o de engañar a alguien con su descripción. Por tal motivo, porque no me sale el tratar de engatusar al lector para terminar cantándole “inocente palomita hoy por ser día de los inocentes te dejaste engañar”, mejor menciono lo que a mi juicio fueron los tres eventos o noticias más importantes de este año que se nos acaba, con todo y lo restringido que estuvo el mundo de la cultura por el mal habido COVID. 

 El primero se produjo en febrero pasado, el día 27 que fue cuando se inauguró el llamado Laboratorio Cultural Ciudadano de Nuevo León. Como todo, presenta dos caras, la positiva que fue el rescate del Palacio Federal o de Correos al que nuevamente se le dio una vocación cultural, amén de integrarlo al Palacio de Gobierno cerrando la calle que existía entre ambos, con lo que se ganó otro espacio público en pleno centro de la ciudad. La otra cara, la que pudiera ser negativa, es que bien a bien aun no se conocen ni las normas bajo las que opera el organismo, ni en qué consiste su funcionamiento, menos qué se puede esperar de él en el futuro, aunque por lo pronto es la joya de la corona del CONARTE y la Secretaría de Cultura de Nuevo León. 

 El segundo evento que mencionaremos es, por supuesto, el relevo en el gobierno del estado y la serie de expectativas que generó. En el campo de la cultura se volvió a activar el viejo tema de la substitución o disolución del CONARTE, por una Secretaría de Cultura. Hubo opiniones a favor y en contra e incluso llegó a circular una iniciativa de ley que fue presentada al Congreso del Estado. No es que haya sido especialmente mala la actuación del CONARTE estos últimos seis años, recordemos, entre otras cosas, que le tocó salvar el escollo del COVID manteniendo un mínimo de actividades y con un presupuesto que siempre fue recortándose inexorablemente. Quizás su mayor pecado fue el haberse mantenido a una prudente distancia con la comunidad artística del estado. No obstante, y aunque hubiera sido la mejor de las gestiones del CONARTE, la institución requería y requiere de una renovación completa, o mejor aún –así parecía en ese entonces—su substitución por una Secretaría de Cultura. 

 Obviamente, nuestro tercer evento por la continuidad que tiene con lo que se dice arriba, no puede ser otro que el anuncio de la creación de la Secretaria de Cultura. A finales de septiembre se dio a conocer el gabinete del nuevo gobierno del estado. Ahí se anunció la creación de la Secretaría de Cultura de Nuevo León, encabezada por Melissa Segura, quien hasta ese momento había fungido como Secretaria Técnica del CONARTE. Lo sorprendente de este anuncio fue que se conservaban ambas estructuras, la flamante Secretaría y el vetusto CONARTE. Ante esta decisión se dio una explicación que tampoco quedó del todo clara, pues dice, sin justificación alguna, que cada una de ellas tendrá funciones y objetivos distintos. Finalmente, como regalo de Navidad, el 23 de diciembre se hicieron los nuevos nombramientos del CONARTE, de su Presidenta, Verónica González, y del Secretario Técnico que será Roberto Villarreal. Todo hace pensar que tendremos, en efecto, dos aparatos dedicados al área de la cultura, y a pesar de la importancia que tiene y del nivel logrado por nuestros productores, ¿dos no serán demasiado? 

 Que tengan ustedes un feliz año nuevo.

Publicado en Milenio Diario
Se puede ver también en www.artes2010.wordpress.com
Imagen: google.com

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