La vida de un artista

 

Pantalla principal de los Diálogos.


Hoy en día, gracias a modelos como Warhol, Schnabel, Jeff Koons o incluso Ai WelWei, ser artista, es decir ser quien se dedica como profesión a la producción plástica-visual, se ha vuelto aspiracional, para emplear el término de moda. Miles de jóvenx en todo el mundo sueñan con el momento de ser miembros de tan exclusivo círculo, conocer la fama y gozar sin rienda del éxito personal, o cuando se es menos ambicioso, por lo menos tener las mejores mansiones, autos, y estudios, que su profesión les puedan conseguir. 

Aunque todos los días nos lleguen noticias de estos exitosos personajes, de los millones de dólares o euros que cosechan las casas de subastas con la venta de sus obras, de los comentarios y polémicas que levanta su quehacer en ferias y festivales de todo el mundo, la verdad es que la vida profesional de quien decide dedicar su vida a estos menesteres, es bastante más difícil y complicada de lo que parece, por cada una de estas estrellas que aparecen rutilantes por el mundo del arte, hay miles, quizás millones, que difícilmente viven de la venta de su obra, siguen inútilmente esperando ser descubiertos, y acaban por desaparecer en total anonimato. 

Mucha enjundia y valor se necesita para tomar esta clase de decisiones –dedicarse profesionalmente al arte—aun en el supuesto caso de contar con quien económicamente te soporte, y tengas una pizca de talento. Y es que, para un aristx, quizás la tarea más difícil y compleja a la que se enfrenta sea la de gustar, o siquiera interesar, al público y para eso se necesita, de una u otra manera y forma, tener algo que mostrar con cierta gracia; y aún así, solo un pequeño porcentaje, logra atraer la atención de quienes realmente lo pueden potenciar, lo usual es que grupos reducidos sino es que individuos aislados, conocidos y amigos, sean los que eventualmente están dispuestos a adquirir lo que se produce. 

Pantalla con la Presea Pinacoteca de Nuevo León

Podría extender este comentario acerca de lo difícil que es la vida de los artistas, pero aquí abordo el tema porque quiero, más bien, llamar la atención sobre la labor que realiza la Pinacoteca de Nuevo León, dependiente del CONARTE, al otorgar anualmente la Presea Pinacoteca, a quien a su juicio ha sobresalido por su trayectoria en el campo de las artes plásticas que son, precisamente, su área de competencia. Este acto lo viene desarrollado, ininterrumpidamente, desde hace 14 años, siendo el entrañable Enrique Canales el primero en recibir tal distinción. 
Así como la pandemia que padecemos ha traído la inhibición o cancelación de muchas actividades, también ha hecho que muchas instituciones y productores, innoven en sus procesos de trabajo a fin de no parar con su quehacer. Tal ha sido el caso de la Pinacoteca, quien, a partir del cierre de sus instalaciones y la imposibilidad de recibir público en vivo, desarrolló, primero una exposición virtual que denominó Memoralia, recuento de homenajes inaugurada, de la misma manera, en septiembre del año pasado. En ella reunió obra de los 13 productores que hasta la fecha han recibido la Presea Pinacoteca y han sido objeto de una exposición homenaje. De esta exposición derivó el Ciclo de diálogos con lo artistas homenajeados de la Pinacoteca de Nuevo León, una serie de intervenciones de los aristxs homenajeadxs aun vivxs, junto a especialistxs, conocedorxs, autoridadxs y galeristxs, buscando ampliar el conocimiento que se tiene de la vida y obra de estxs productorex. Estos diálogos son previamente grabados por medio de una de las tantas plataformas que han surgido para la comunicación audiovisual en grupo, y se transmiten por el FB del CONARTE en horarios dados a conocer previamente.

 Podemos criticar por muchas razones a la Pinacoteca, podemos o no estar de acuerdo con su programa de exposiciones, con los productores que ha seleccionado para recibir la presea que otorga, pero de lo que no se le puede acusar es de no atender a los productores locales, que me parece, es su primera tarea, y de convertir su obra en una muestra homenaje a su carrera, y hacerlos centro de diálogos y reflexiones, al dotarlos de un buen catálogo. Con todo ello no ha hecho más que rescatarlos, precisamente, de esa anomia a la que la sociedad muchas veces los condena. Productores como Alberto Cavazos, Agueda Lozano. Ricardo Escobedo o Esther González, cuatro de los trece que han sido homenajeados, son y serán recordados por su obra, por supuesto, pero porque fue vista, conocida, recordada, a través de estos eventos. 

 Una sociedad justa, incluyente, y participativa, es aquella que es capaz de reconocer y agradecer lo hecho hasta por el más humilde sus miembros de cara a su comunidad, tarea que aquí se cumple, en este caso, a través de la Pinacoteca.

Publicado originalmente en Milenio Diario
Se puede ver también en www.artes2010.wordpress.com

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