Según se necesite: Mujeres
Un día como el de ayer, pero de hace 164 años, un grupo de trabajadoras textiles de la ciudad de Nueva York decidió iniciar una huelga para la reivindicación de sus derechos laborales. De entonces a la fecha, los motivos, las razones, el sentido que tiene conmemorar esta fecha ha cambiado y con toda seguridad seguirá cambiando. Hoy, a más de siglo y medio de aquel movimiento, seguimos recordándolo no sólo porque permanecen las injusticias laborales, hasta la esclavitud, sino que a ellas se les suma la violencia en su contra, a la psicológica, social, laboral y/o política le sigue la física, desde la amputación de miembros o la desfiguración total o parcial, hasta el feminicidio, todo simplemente por ser mujer.
Si de logros se puede hablar mientras una mitad de la humanidad sigue sin ser respetada, yo mencionaría al reconocimiento, aún así sea a regañadientes en muchos casos y lugares, del papel e importancia que han tenido las mujeres en la historia del arte a ambos lados de la mesa, es decir, tanto como productoras, como de escritoras, críticas, comisarias, curadoras, teóricas y directoras de las más variadas instituciones desde museos hasta galerías, de las más humildes a las más prestigiosas.
Aceptar que nuestra historia del arte (como todas las demás) ha sido escrita en el nombre del Padre, combatirla e intentar revertirla, creo yo es un logro importante no sólo porque permite –como ya lo ha empezado a hacer—rescatar a muchas productoras del pasado que injustamente habían sido olvidadas o ignoradas, sino que también abre la puerta para la participación, idealmente igualitaria, de las productoras actuales y del futuro. Pero por más importante que sea este logro no hay que olvidar que apenas inicia y que aún falta mucho por recorrer para que se garantice la inclusión de las mujeres tanto en la historia, como en la vida cultural de este momento.
De la misma manera que reconocemos la importancia de estos grupos de mujeres en la historia, debemos esforzarnos para que todos sus derechos –y obligaciones—les sean otorgados y respetados en todos los casos, no sólo como productoras culturales, sino como a cualquier otra trabajadora, sea esta médica, secretaria, contadora, cocinera, vendedora, empleada doméstica, de la construcción o sexo servidora.
Desconozco cuál sea la situación de otras manifestaciones más allá de las correspondientes a las artes visuales, quiero pensar que las escritoras, músicas, actrices, o bailarinas, tienen las mismas dificultades ya no digamos para ser reconocidas y premiadas, sino tan solo apoyadas por padres, hermanos, esposos, amantes, jefes, promotores, igual que lo que pasó con pintoras, escultoras, grabadoras y que, como he dicho, apenas se empiezan a conocer y reconocer.
Hay un caso, sin embargo, en el que no alcanzo a distinguir tan claramente como en los otros esta discriminación radical en contra de las mujeres productoras, me refiero al de la fotografía. No digo que no la haya o que no la hubiera en el pasado, sino que, al repasar la historia de la fotografía, al menos la mundial, es notoria la participación de las mujeres prácticamente desde el principio, empezando por la inglesa Ana Atkins reconocida por muchos como la primer mujer fotógrafa, aun antes, incluso que Daguerre o Fox Talbot hasta nuestros días. Sabemos, así mismo, y por lo menos en la actualidad nadie trata de esconderlo o negarlo, que la participación de mujeres detrás de la cámara, como laboratoristas, impresoras, coloristas y/o promotoras, fue y es determinante para la carrera de muchos de sus colegas varones; que los nombres de todas ellas aún no se conozcan nos da una idea del tamaño de tarea que aún tenemos que hacer.
Soy de la creencia que, de mantenerse, aun así fuera conservadoramente, la actual tendencias del crecimiento poblacional, tarde o temprano, como casi lo vemos hoy día, la mitad de la población será, sin mayores sobresaltos, de mujeres. Lo menciono para no sorprendernos con el aumento de productoras en todas las áreas, lo mismo que en la fotografía. Por ejemplo, en nuestro caso, según el padrón del CONARTE hay 116 registros de fotografxs de los cuales el 40.5%, 47, son mujeres y es de esperar que esta cantidad sea en realidad superior en numero de practicantes y de su género.
La ostensible participación de las mujeres en la historia de la fotografía, el creciente número de productoras en todos sus campos, me llevan a revivir una vieja pregunta, si es que hay algo en su trabajo que sea diferente al de sus pares masculinos. Pero esa es otra historia.
Publicado por Milenio Diario
Se puede ver también en www.artes2010.wordpress.com
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