Según se necesite: La Ruptura y la fotografía

 

Vicente Rojo A. (1932-2021)


En el 2017 murió el miembro más notorio o llamativo de La Ruptura, que no fue movimiento, pero que abrió a México al arte abstracto y cosmopolita. Me refiero a José Luis Cuevas. Dos años después, en el ’19, fue el turno del que, según mi apreciación, fue el artista mexicano vivo más importante, Francisco Toledo, asociado, aunque débilmente, con La Ruptura. Un año después o hace un año, como se quiera, nos dejó Manuel Felguérez, el más serio y constante de todos ellos. Y, finalmente, el 17 de este mes falleció Vicente Rojo, pintor, escultor, diseñador gráfico, riguroso creador, poseedor de una habilidad técnica sobresaliente. Con el deceso de los cuatro concluye el capítulo con que abre el arte contemporáneo en nuestro país. 

A ellos y a otros de sus compañeros, los conocemos gracias a la fotografía, especialmente la de prensa que seguía de cerca sus exposiciones, reuniones, encuentros, pleitos y amores. Revistas como Siempre!, Jueves de Excélsior, Vea, Rototemas. Revista de Revistas o el Universal Ilustrado acostumbraron a unos y otros, es decir, al público lector y a los artistas, a ser personajes más o menos regulares en sus páginas manteniendo así la debida tensión provocada por la irrupción de estos insolentes jóvenes en el entonces, sacrosanto campo del arte mexicano. (Es tema de otra entrega, sólo recuerdo que este grupo o estos grupos, más bien, fueron acusados de Fifís, vende patrias, extranjerizantes, traidores y otros tantos calificativos que vuelven a emplearse hoy para condenar lo que no se entiende). 

Algunos miembros de La Ruptura: Los hermanos Fernando y Juan García Ponce, LIlia Carrillo, Manuel Felguérez, Vicente Rojo, Kasuya Sakai, Enrique Echeverría, Roger von Gunten.


A pesar, pues, de la notoriedad que tuvieron, de haber sido retratados una y otra vez por la prensa de su momento, no deja de llamar la atención que no haya un movimiento paralelo en fotografía, como si lo hubo, por ejemplo, en las Vanguardias Históricas. Quiero decir, así como con la obra de estos productores cambió la producción pictórica y escultórica de México al trabajar con nuevos esquemas, ideas, técnicas y materiales, era de esperarse, creo yo, que sucediera algo similar con la fotografía, ¿por qué no se dio; qué se puede decir al respecto?

 Debo decir en que sí hubo fotógrafos cercanos a La Ruptura, Kati Horna, Daisy Ascher, Paulina Lavista, y que el fotoperiodismo vivía un auge importante con la presencia de los Hermanos Mayo, los Casasola, Nacho López, Héctor García, Humberto y Luis Zendejas, todos con obra pública, sí, pero también con obra personal, como sería el caso de Kati Horna, que siempre fue fiel al Surrealismo al que se afilió desde joven, por lo que sería casi imposible decir que sufriera algún tipo de influencia de La Ruptura, antes al contrario, podría afirmarse que ella y otros productores como ella, sí que aportaron una buena dosis de surrealismo a los jóvenes rupturistas. 

Como sabemos, el leitmotiv de La Ruptura fue su enfrentamiento con los muralistas y sus seguidores seguros de poseer y producir el único y auténtico arte mexicano que era, por fuerza y casi decreto, de raigambre nacionalista. Pero sí bien es notorio que para fines de los años ‘40 y principios de la siguiente década, ese discurso en las artes plásticas cada vez más da muestras de obsolescencia y cansancio, no sucede lo mismo en otros campos, en la fotografía pensemos, no sólo en los ya citados López y García, sino en Álvarez Bravo, Luis Márquez Romay, Juan Rulfo, Gabriel Figueroa; en el cine en el Indio Fernández; y en danza en Amalia Hernández. Cierto, todos ellos tienen trabajos experimentales de lo más interesante, pero también lo es que su trabajo personal siguió recreando los temas que había encumbrado el llamado arte de la Revolución. 

Esta podría ser una explicación a la situación que planteamos. Mientras que las artes plásticas tomaron la delantera gracias a la palanca que supuso el triunfo de la Revolución, otras manifestaciones tuvieron que esperar a que las circunstancias se movieran a su favor. Para cuando pintura, gráfica, escultura, han sobreexplotado los temas nacionalistas y se aprestan a buscar nuevos rumbos, a abrirse a las corrientes artísticas internacionales, la música, el cine, la fotografía, cada cual en y desde su campo, apenas empezarán a pasar revista a estos temas, y no será, sino hasta los 70’s, 20 años después, que los fotógrafos mexicanos abrirán sus puertas a nuevos aires, momento coincidente, por cierto, con el reconocimiento internacional de la fotografía no sólo como medio de expresión, sino como obra de arte.

Publicado en Milenio Diario
Se puede ver también en www.artes2010.wordpress.com
Fotografía Vicente Rojo Juan Rodrigo Llaguno.
www.laruptura.org

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