Según se necesite: Afortunado hallazgo; Es mía!!!; 14 de febrero
AFORTUNADO HALLAZGO
El pasado diciembre, no tenía nada que indicara al abogado David J. Withcomb, de Geneva, Nueva York, que al comprar esa casa se llevaría una sorpresa que superaría, con mucho, el costo del inmueble. En efecto, al recorrer su nueva propiedad y subir al ático, se encontró con un cuarto repleto de muebles y objetos que supuso eran simplemente viejos. Al revisarlos con más cuidado logró rescatar un buen número de impresiones fotográficas, algunas lujosamente enmarcadas, y más importante aún negativos en vidrio, así como cámaras viejas y demás implementos utilizados en los estudios de fotografía.
Entre las impresiones más importantes que Whitcomb halló en el arrumbado cuarto se encuentra un par de retratos de Susan B. Anthony y Candy Stanton, ambas de las primeras y más activas sufragistas de principios del siglo XX, imágenes con las que anteriormente no se contaba y que son de gran valor para la historia social, política y cultural de la región.
La casa, al parecer, fue parte del estudio del fotógrafo J.E. Hale o bien de James Ellery, J.R., retratistas activos desde fines del siglo XIX.
Como el mismo propietario reconoce, no se trata de haber descubierto un tesoro como sería encontrar Ansel Adams perdidos, pero sí son una valiosa contribución a la historia de la fotografía en/de los Estados Unidos.
¡¡¡ES MÍA!!!
Luego de un año de pleitos en los tribunales, parece que la súper estrella del baloncesto, Lebron James, será llamado a declarar por la demanda de la que es objeto por el uso que ha hecho de una imagen de uno de sus juegos propiedad del fotógrafo Steve Mitchel, por la que no quiere pagar los derechos correspondientes.
El problema no es sólo el monto económico por lo que se le demanda, sino que, por lo menos en los Estados Unidos, se ha vuelto común que estrellas de los deportes, los espectáculos o la política sean demandados por causas ínfimas a fin de llamar la atención y robarles parte de su fama, razón por la que se niegan a comparecer en los tribunales como había sido, hasta ahora, el caso de James.
Lo sucedido igualmente llama a reflexionar sobre la propiedad de las imágenes, su difusión y los beneficios económicos que se pueden obtener de ellas.
En este caso hay un autor de la fotografía, Steve Mitchel, que cobra por ellas en el medio para el que trabaja. Por otro lado, está el jugador que es fotografiado sin su permiso o que no sabe que lo están fotografiando; sin él, sin el juego, la fotografía no hubiera existido. Que haga uso de su imagen en los medios sociales o en cualquier otro lugar, sin pagar por ello parece justo, sin embargo, debió haber cumplido con algunos otros requisitos, como dar el crédito correspondiente o simplemente pedir permiso antes de subirla al Face Book o Instagram.
Este es un tema, al que no estamos muy acostumbrados en México –no que no lo haya—pero que seguramente se irá extendiendo según sea cada vez más fácil, tomar o subir imágenes de las redes sin consecuencia legal alguna, cuando en ocasiones se puede tratar de auténticas violaciones a las leyes de derechos de autor o propiedad registrada.
14 DE FEBRERO.
Toda fecha destinada al festejo de algún día que no sea oficial es un asalto en despoblado a los miles de ingenuos que de buena fe buscan, ser actores principales en ellas. El 14 de febrero, día del amor y la amistad, es uno de estos abusos mayores, aunque ahora por el tema de la pandemia se vieron disminuidas las comidas, cenas, y demás reuniones celebratorias de falsas e interesadas declaraciones de amor o de inestables amistades.
Convendría recordar que más allá de las zalamerías y demostraciones kitsch que acompañan este día, su origen tiene más que ver que ver con rituales páganos asociados a la fertilidad que con rojos e hinchados corazones como prenda de amor. Dichas festividades se destinaban a celebrar el fin del invierno e inicio de la primavera a través de una serie de ritos asociados a la fertilidad de los campos, los animales y por supuesto los seres humanos. Así pues, regalos y demás artículos que se acostumbra a intercambiar en este día, no tenían otra finalidad que la de propiciar el apareamiento y con ello garantizar la supervivencia de la naturaleza, la raza y la continuidad del grupo familiar. Viéndolo fríamente, quizás en la actualidad sigamos buscando los mismos fines, pero disimulados bajo el cuento del amor y la amistad.
Publicado en Milenio Diario
Se puede ver también en : www.artes2010.wordpress.com
Imágenes: www.smithsonianmag.com
https:petapixel.com
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