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Llegados a este día, lo primero que hay que hacer o deberíamos, es estar agradecidos por haber terminado un año en el que todos estuvimos estamosamenazados de muerte. Y si lo hemos hecho en compañía de familiares y amigos habrá que agradecer doblemente, pues a nuestro lado está la imagen de los miles que han sido víctimas mortales de estos nuevos-viejos patógenos, y la de los otros miles de cientos arrasados por los daños colaterales provocados por la economía, las malas decisiones políticas y la falta de sensibilidad y solidaridad que siempre afloran en circunstancia como la presente.

Dada la situación es imposible prever qué es lo que pasará a lo largo de este nuevo año, a no ser que se trate de buenas intenciones y mejores deseos. Desgraciadamente, ni siquiera podemos hablar de lo que sucederá en el campo de la cultura, toda vez que ha sido uno de los más afectados por la pandemia y ha mostrado, claramente, que no se encuentra al margen de lo que en otros campos sucede. Con todo, me parece que hay dos escenarios de los que sí podemos estar seguros sucederán y ante los cuáles habrá, no sólo que estar preparados, sino también que responder.

En primer lugar, a pesar de que la pandemia parece no tener fin y de que es probable se extienda hasta los últimos meses de este año, poco a poco habremos de ir construyendo y acostumbrándonos a una cierta normalidad, que, de hecho, ya hemos iniciado. Podemos estar seguros, y así lo hemos visto, que ya nada será como lo era hace exactamente un año. Ni la educación, la política, buena parte de la economía, las relaciones interpersonales, laborales e incluso las relacionadas con la salud, el turismo, la ciencia, la diplomacia, los deportes, el entretenimiento en general, y por supuesto la cultura. Quisiera pensar que muchos sino todos estos campos habrán de verse favorecidos por el uso masivo de las tecnologías digitales de comunicación, las que evolucionarán más y más rápido. Sin embargo, las graves diferencias que existen entre países y al interior de cada uno de ellos, me lleva a pensar que estas soluciones o, mejor dicho, estos cambios que habremos de vivir en el futuro inmediato solo favorecerán a una mínima parte de la población, en tanto que para el resto habrán de ser otras las formas en cómo se adapten a esa nueva realidad post-epidemia, de la que ninguno de nosotros podrá escapar.

El segundo escenario aplica únicamente para nuestro país y estado. Este año, como se sabe, se realizará lo que llaman la madre de todas las elecciones en la que habrán de cambiar, vía votación, gobernadores (15), y munícipes (1926, y 30 congresos locales), además de renovarse la cámara de diputados federal (500 legisladores), es decir serán las mayores elecciones que se hayan organizado en nuestro país.

Esto implica que el tono de todo lo que se realice será el político, tanto a nivel nacional como local. No sólo nos veremos inundados de propaganda (con la contaminación visual y basura que eso genera) y promesas de cambio, sino que muchas de las actividades que se supone no tienen fines electorales, serán realizadas y leídas de esa manera. Por ejemplo, la jefa del gobierno de la Ciudad de México acaba de anunciar que entre las efemérides que festejará se encuentra el 700 aniversario de la Fundación Lunar de la gran Tenochtitlán, y los 500 años de la invasión española a México. Ambos eventos, como claramente se ve, inventados, sin sustento histórico, y propuestos no sólo para darle coba o seguirle la corriente a su jefe, sino para satisfacer el apetito de todos los xenófobos que ha creado el discurso presidencia y que son votos que ahora es cuando necesitan se sumen a los que ya tienen asegurados. De esta manera cualquier actividad cultural que se lleve a cabo ya sea en Ciudad de México o en los estados y en ella esté involucrada la federación tendrán la misma finalidad.

Aquí en Nuevo León tarde o temprano el gobernador, el Bronco, tendrá que pronunciarse por quien tomará su puesto. En cuanto lo haga, todo será méritos para su gobierno, medallas que colgarse, pero también que heredar al próximo gobernador. Para muestra un botón. La inminente inauguración del llamado Laboratorio Ciudadano de Cultura e Innovación, que, al menos, recupera el palacio Federal para actividades culturales. ¿de

quién es el logro? ¿del gobierno actual o del próximo que lo continúe? Si el siguiente gobernador es por quien se pronuncie el Bronco, tendrá continuidad, de no ser así corta vida le espera a este invento. 


Publicado en Milenio Diario

Se puede ver también en www.artes2010.wordpress.com

Imagen: Getty Images

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