Según se necesite: ¿Y aquí...cuándo fue?


 

Al releer mi texto anterior, en el que presenté el libro de Andrea Giunta, ¿Cuándo empieza el arte contemporáneo?, me doy cuenta que está incompleto pues, a pesar de mencionarlo, no doy mayores datos de cuándo se podría decir inicia el arte contemporáneo en México y menos en nuestra ciudad, así que aquí ofrezco algunas ideas, que deberán ser replanteadas, estudiadas, confrontadas y reorientadas a fin de contar con una historia que cumpla con el propósito de conocernos mejor y valorar lo que tenemos.

En el 2007 se presentó la exposición La era de la discrepancia. Arte y cultura visual en México, 1968-1997, en el Museo de Ciencias y Artes, de la UNAM. Una extraordinaria investigación y muestra sobre el arte en México durante el último cuarto del siglo XX, en el que, definitivamente, se termina de afianzar el arte contemporáneo en nuestro país. Sin embargo, y como generalmente sucede, empresas de este tipo, olvidan o ignoran lo que pudo haber sucedido más allá de la megalópolis que es su ciudad Capital, quizás porque aún se siga pensando que fuera de ahí nada importante o interesante ocurre y menos en ese entonces (aclaro que en la exposición participó Julio Galán, pero más por su proyección internacional que por ser de Monterrey). Así, tan importante esfuerzo queda cojo al no ser completamente incluyente que es lo deseable en cualquier intento por ofrecer una nueva historia de lo que sea.

Se podría decir que la producción artística y la cultura visual de Monterrey es tan contemporánea como cualquier otra en el mundo, simple y sencillamente por compartir este tiempo. Pero más allá de las obviedades, yo buscaría iniciar, precisamente, por el extremo opuesto, o sea, concediendo que lo que en ese entonces a partir del ’68 o quizás un poco después-- se producía en Monterrey era importante para la ciudad y la comunidad aficionada a las artes visuales. Difícil pensar que nuestros productores no estuvieran al tanto de lo que estaba sucediendo, por ejemplo, en la ciudad de México o no viajaran allá a ver exposiciones o reunirse con sus pares. Recordemos que en una muestra tan importante como lo fue Confrontación 66, tuvo como representante local a Efrén Ordoñez, lo que significa que había productores que eran bien conocidos en la Ciudad de México.

Pablo Florez.
  Dos de Noviembre, 1998


Y eran conocidos porque muchos de ellos se habían trasladado a la capital para probar fortuna o continuar con su preparación, principalmente en la escuela La Esmeralda del INBA, tal y como fueron los casos, entre otros, de José Guadalupe Guadiana, Gerardo Cantú, Ignacio Ortiz, Roberto Cordero, los hermanos Jaime y Pablo Florez, Saskia Juárez, Fernando Flores Sánchez, Juan Manuel de la Rosa, etc., y luego generaciones más jóvenes como Enrique Elías, Esteban Ramos y Marcia Salcedo.

Si revisáramos lo producido por los antes citados y lo complementamos con los que tuvieron otro tipo de formación pero que se encontraban activos en este momento, Rodolfo Ríos, Javier Sánchez, Juan Alberto Mancilla, Juan Carlos Merla, Rosario Guajardo, Noemí Osuna, Celarom, Damián de la Rosa, Félix Zapata, etc., nos sorprendería la vitalidad y múltiple orientación que ofrecían, lo mismo había pintores abstractos expresionistas y gestuales que figurativos, paisajistas atentos a lo local y regional, geometristas, matéricos, acuarelistas, interesados en el arte objeto, la experimentación, etc., y si a este panorama le agregáramos la fotografía que en ese momento también empieza a reconocerse como una expresión creativa, comprenderemos porque no es posible escribir esa historia del arte en nuestro país sin tomar en cuenta lo que aquí se estaba haciendo. Y me imagino que lo mismo se puede decir deGuadalajara, Chihuahua, Michoacán o Tamaulipas.

Había productores y estos se encontraban bien informados y en contacto con lo que sucedía, al menos, en la ciudad de México, lo que aquí tardó en crecer, fue el eslabón intermedio que requiere este sistema para funcionar correctamente, me refiero a la circulación; producción y consumo solo se tocan cuando existe el elemento que los pone en contacto y eso empezó a cambiar a fines de la década del ́70, pero esa es otra historia. 


Publicado por Milenio Diario

Se puede ver también en www.artes2010.wordpress.com

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