Según se necesite. La inmensidad de lo pequeño
Entre si se reinicia o no la actividad comercial y productiva de la ciudad, algunos espacios expositivos empiezan a abrir de nuevo sus puertas tratando de cumplir con sus propios protocolos de seguridad sanitaria. Tal es el caso del Centro Cultural plaza Fátima en San Pedro, Garza García.
El pasado 29 de octubre abrió al público la muestra El lado obscuro de la luz de Isabel O. Baker. Una preciosa selección de 14 telas al óleo sobre tabla de pequeñas proporciones (me parece que ninguna rebasa los 50 cms., por lado). Quizás estas características físicas, llevaron a que se presentaran en una esquina al fondo de la planta baja del inmueble, lugar, desde mi punto de vista, totalmente inadecuado, en primer lugar, porque no fue planeado para eso y en segundo porque queda abierto a todo el movimiento del lugar, es decir, queda en medio del tránsito del Centro Cultural. La otra posibilidad, es que, por las exigencias de la pandemia, el sitio tenga que emplearse o, mejor dicho, tenga que compartirse con otras actividades. Así, al verse limitados de espacio, cualquier pared es buena y con tal de exponer en una galería de cierto prestigio, pues dónde sea es bueno.
La exposición va precedida de un texto-presentación de Alfonso Guevara (La (supuesta) mirada desinteresada), que ofrece dos claves para apreciar estas obras de Baker, y que son, entre otras, útiles para acercarse a estos trabajos. En un intento por ampliar el texto de Guevara, mi primer y más fuerte impresión al observar estas pequeñas telas, es que me encuentro en una exposición, como si hubiera retrocedido hasta el siglo XVII, de un pintor Tenebrista, algún miembro del taller de Caravaggio, Zurbarán o José de Rivera. El mismo hecho de ser pinturas en tela sobre tabla, le dan una apariencia que sirve de apoyo, o, mejor dicho, apoya o refuerza el efecto principal de esta manera de pintar.
Más arriba apunté que el texto de Alfonso Guevara es una buena guía no sólo para apreciar estas telas sino para tratar de entenderlas, y es que así es, en tanto que el personaje principal de ellas es la luz. El Tenebrismo no debe ser confundido con el claroscuro, tipo Rembrandt, en su caso es la luz la que guía toda la composición y es la que ofrece la narrativa del tema, en pocas palabras, en el claroscuro se usa más la luz. Por el contrario, en el Tenebrismo es la sombra, la tiniebla (que es a lo que se refiere el término), la que le da el carácter principal a la pintura, no sólo la adapta al tema, sino
que crea toda la atmósfera en la que se desarrollan las escenas, al grado de dar la impresión de que se desborda de la tela. Y en ese ambiente de obscuridad eterna, aparece la luz; son diferentes las fuentes que la pueden proveer, una vela, una ventana, un rayo solar, o tener un origen desconocido, incierto.
Este uso de la luz obliga a dos cosas y que son fáciles de reconocer en estas pinturas. Para empezar, el trabajar de esta manera, con esta iluminación forzada, te lleva a un extremo realismo o si se prefiere a tener una idea muy clara de lo que es la figuración, la representación de las cosas y su apariencia óptica. Después, a emplear una paleta extremadamente reducida, al grado de que en algunos casos se podría estar ante pinturas monocromas, pues el único color que parece estar presente en ellas, con el que han sido pintadas, sólo se diferencia de otro(s) según la cantidad de luz que contenga, es decir, por su luminosidad.
Pero hay algo más que me parece igualmente importante. Es esta una posición en la que ves –y tal vez hasta así lo vivas—un mundo sumido en la obscuridad, de vez en vez y cuando menos lo esperas (de ahí que la luz se manifieste en situaciones cotidianas o anodinas) se manifiesta una luz que apunta hacia algún lado, hacia el interior de una habitación, hacia un pasillo, hacia la esquina, los estantes de la biblioteca, etc. Entiendo o asocio esta forma de ver y entender el mundo, con una suerte de misticismo que va en busca de la verdad y que se materializa en la luz. La caverna de Platón, siempre a obscuras, sólo se ilumina cuando permite una tenue entrada de luz, la cual sólo podemos intuir gracias a las sombras que alcanza a proyectar.
Publicado por Milenio Diario
Se puede ver también en www.artes2010.wordpress.com
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