2, 3, o +: Sencillo intento de tres bandas
En estas líneas intentaré reunir tres temas de actualidad, aparentemente
inconexos, pero en los que encuentro el planteamiento de un problema mayor a los
que abordan.
En la banda de la derecha está el docufilm de Netflix y que para
muchos ha resultado ser la confirmación de todos sus temores: El dilema de las
redes sociales. En la banda izquierda, se encuentra otro programa de TV, este de
la serie Visionarios de Televisa. Se trata del dedicado al fotógrafo Santiago
Arau y su fotografía con drones. Y, finalmente, en la banda del fondo, se
mantienen los actuales esfuerzos por hacer llegar a la población escolar
sesiones alternativas a sus clases regulares, vía internet (por TV).
Empecemos con la fotografía con drones, un género inexistente hasta hace pocos años. Me
parece es el único género realmente nuevo, junto con los selfies, que le debemos
a las imágenes digitales. Este tipo de imágenes –la de los drones—que lo mismo
pueden ser fijas que en movimiento, ensanchan, como nunca, nuestra manera de ver
el mundo y el conocimiento que tenemos de él. A pesar de todos los yerros y
múltiples problemas que ha tenido la implementación de clases a distancia, hay
que reconocer, que sino es la mejor alternativa (por su inadecuada puesta en
marcha) sí es la única que tenemos a mano y con la que podemos evitar sea este
un año escolar perdido para toda una generación, que de por sí carga con un
atraso tecnológico considerable comparada con niños y jóvenes de otras partes
del mundo. Igualmente, habrá que reconocer que el contacto con lo digital
cambiará, de una u otra manera, la forma en que aprenderán, de ahora en
adelante, las nuevas generaciones.
Pero ¿qué hacer con esta única y portentosa manera de observar y observarnos vía
los drones?, ¿con el uso de tablets y computadoras de todo tipo para la búsqueda
de información que se puede emplear como parte del aprendizaje escolar?, si del
otro extremo nos advierten de los malignos riesgos de las redes sociales y nos
ponen en guardia contra una gran conspiración mundial que lo único que busca es
convertirnos en dóciles y acríticos consumidores.
No niego, ni la calidad, ni veracidad de los datos y testimonios que recoge la cinta de Netflix, pero sí me
da mucha flojera discutir sobre si estamos a punto de convertirnos en esclavos
de la maligna IA (inteligencia artificial) que incluso ya no responde a nadie
mas que sus propios y desquiciados propósitos. Y me da flojera porque prefiero
pensar en las posibilidades de estas nuevas imágenes digitales y sus
consecuencias para la fotografía en general. Prefiero pensar que pasará con esta
generación de chavitos que, sin quererlo, se encontraron enfrentados a un modo
de aprender del que quizás, muchos de ellos, no tenía ni idea.
Pasada la contingencia de la pandemia, ¿qué harán?, ¿regresarán a los salones de siempre
con un profe de carne y hueso, a las clases tradicionales?, ¿qué pasará con todo
el equipo que ha llegado a muchas familias (bueno, malo y regular, nuevo, viejo
e inservible), se volverá a emplear?, ¿con los esfuerzos por rentar una línea de
internet? Quiero decir ¿nos damos cuenta de que bien o mal, un porcentaje más o
menos importante de niños y jóvenes en edad escolar, habrán tenido, al cabo de
un año, una experiencia con el mundo digital, que los marcará de por vida, los
hará distintos a otros, y que la sociedad deberá estar preparada para atender
sus demandas (equipo más actualizado y barato, acceso a redes más rápidas y de
manera gratuita, cobertura universal, etc.)?
Es indudable e inevitable que la tecnología digital siga desarrollándose, lo mismo que su evolución vaya más
rápido de lo que nos podemos adaptar a ella, o para ejercer una mejor reflexión
sobre sus alcances, mucho más en países que ya sufren de esa brecha digital.
Pero más que asustar y asustarnos con el petate del muerto (el internet y sus
redes sociales), creo que debemos hacer enormes esfuerzos por formar materias,
seminarios, cursos especiales, que nos enseñen a trabajar del lado de esa IA
para que deje de ser una amenaza y se convierta en lo que debe ser, una
herramienta para el progreso y bienestar de todos.
Publicado por Milenio Diario
Se puede leer también en www.artes2010.com
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