Por medio de un servicio de información, me
entero de que a fines de enero y principios de este mes la galería Yossi Milo
de Nueva York, tuvo una exposición intitulada La Cucaracha del fotógrafo
sudafricano Pieter Hugo, misma que estará inaugurando a fines de febrero en
Londres para luego presentarse en otras ciudades. Una muestra con ese título y
autor no podía menos que llamarme la atención; estas líneas son una reflexión
sobre ella.
Hay una interesante tradición de fotógrafos
sudafricanos, recordemos al infortunado Kevin Carter popularizado por la
película The Bang-Bang Club (Steven Silver, 2010), pero también a David
Goldblatt y sus imágenes sobre el Apartheid en sus momentos de mayor dureza, y
más recientemente a William Kentridge y Roger Ballen, entre otros tantos a los
que hay que sumar el nombre de Pieter Hugo (Johannesburgo, 1976).
De la serie Hienna and Other Men, 2005-2007
Pese a
su edad, Hugo ya es un fotógrafo bien conocido internacionalmente, bien sea a
través de sus retratos ceñidos, en su mejor sentido, a la escuela de
Düsseldorf, entre los que destacan la serie de niños negros albinos y su
entorno; o por series como the Hienna and Other Men (2005-2007), o la de
los recolectores de miel salvaje. Puede decirse que su trabajo es de tipo de
documental y que ya fuere por el retrato, el paisaje u otros géneros, busca dar
a conocer las incidencias y los entornos cotidianos en los que viven e
interactúan cientos de personas que son, por una u otra causa, marginadas de la
sociedad. De ahí que me interesara ver qué es lo que había hecho en nuestro
país (el título de su exposición-libro es lo suficientemente explícito como
para deducir de qué se trata), y aunque no he tenido la oportunidad de ver ni
una ni otro, por las entrevistas que dio en su momento y por las imágenes que
ha difundido su galería en Nueva York, creo poder hacer esta reflexión.
Brujería, Juchitán, 2018
Hugo fue inicialmente invitado a nuestro país
por Francisco Berzunza, quien estaba trabajando una muestra de arte sudafricano
para el Centro Fotográfico Manuel Álvarez Bravo, en la ciudad de Oaxaca. Entre
el 2018 y el año siguiente el fotógrafo estuvo en México en por lo menos 4
ocasiones, visitando, además de Oaxaca ciudad y Juchitán, las de Hermosillo,
San Cristóbal la Casas, Tijuana y, por supuesto Ciudad de México. En esos
viajes, Hugo, encontró que la imagen internacional con la que en muchas
ocasiones se habla de México, no es más que un estereotipo, pero que lejos de
ser un estado dominado por la violencia y el crimen organizado, hay, más allá
de esa realidad, un pueblo que, a través de la creatividad y sus formas
culturales, ha encontrado formas de ser y hacer que le permiten transitar por
lo que podría ser un mundo oprobioso y sangriento. Para probarlo, el
sudafricano ha producido una serie de imágenes que, por sí mismas, son
tremendamente atractivas y cautivadoras: Una niña sentada con su traje de
primera comunión con una iguana en el regazo, un maguey con cascaras de huevo
en las puntas de las hojas, una cama destartalada en la esquina de cuarto de
burdel, desnudos de mujeres nativas, etc. Y si bien México no es el país de la
narcoviolencia como muchos quieren verlo, tampoco lo es esta otra cara que
Pieter Hugo, como muchos otros fotógrafos, creen es el alma profunda, autentica
del país.
Burdel. Oaxaca, 2019
Y es que la realidad, de México, como la de
cualquier otro lugar, no es blanca o negra, sino que, entre ambos extremos, hay
una multitud de matices que son, precisamente, los responsables de nunca poder
ofrecer LA imagen de un país, clase social, o grupo. Así como el hombre hiena
no es la imagen de los sudafricanos, así tampoco los degollados o los Muxes son
de México, sus imágenes resultan más impactantes o atractivas porque
representan con facilidad la otredad, misma que de otra manera o en otros
ámbitos no es tan fácil de mostrar o de reconocer.
Una discusión que desde hace tiempo sostengo
con un grupo de colegas es que debemos estar agradecidos de contar con
fotografías como las de Aristeo Jiménez y otros como él, pero que no son, ni por
mucho, suficientes si es que queremos reconocernos como sociedad a través de la
fotografía.
Publicado en Milenio Diario
Se puede ver también en www.artes2010.com
Imágenes: pieterhugo.com
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