Un siglo de Oro




Desde el pasado 30 de octubre se exhibe en el MUNE la exposición Arte e Imperio, la edad de oro de España coorganizada con el Museo de Arte de San Diego, California. La muestra se plantea como objetivo la redefinición del Siglo de Oro (1600-1700 aprox.), como un fenómeno mundial que se gestó gracias a la hegemonía cultural, económica y bélica de España, más no por ello dejó de ser multidireccional y con manifiestas influencias locales. Entiende a las artes y en especial a las visuales como cabeza de playa para imponer y/o difundir un gusto y un estilo –el Barroco y todo lo que ello implicaba—que caracterizaría al Imperio Español, sus monarcas y guerras particulares.
Quizás lo único que le eche en cara a esta muestra es no profundizar en la influencia del Barroco en otras manifestaciones artísticas más allá de la pintura y la escultura. Y aunque hay ejemplos de poesía en voz y letra de dos de sus máximas representantes, Teresa de Jesús y Sor Juana Inés de la Cruz, falta el teatro y la narrativa; dígase lo mismo de la música y la arquitectura.


La exposición es rica en pintura de ambos lados del Atlántico, sorprende encontrarse con un par de Rubens, pero lo mismo presenta Zurbaranes, Grecos, Murillos y un interesantísimo retrato de Felipe II niño debido al pincel de una de las grandes pintoras de este período, Sofonisba Anguissola, pero también hay Cabreras, López de Arteaga, y de dos de los Baltasar de Echave, los novohispanos Ivía y, su hijo, Rioja. Destacan dos piezas de arte plumario, un San Pedro (s. XVI, col Museo de Historia Mexicana) y una Virgen de Guadalupe (s. XVIII, col. Privada), su presencia nos permite entrever lo que debió haber sido esta práctica al momento en que llegan los españoles al Nuevo Mundo y que, por desgracia, hoy día está casi desaparecida.

Autor desconocido, México. Santiago mata indios,  s. XVII

En lo personal, hay tres aspectos de este siglo, que me llaman la atención. El primero de ellos son las lecturas, que, desde México, se le han hecho, se le hacen, y sin duda, se le harán (quién pregunta al pasado en busca de qué respuestas). Para mi, y no hago más que repetir lo dicho por historiadores de la talla de Joaquín García Izcabalceta, el primero en advertir este rasgo, o Edmundo O’gorman, que este es el período más importante de nuestra historia, pues es aquí cuando realmente nace la nación mexicana con el despertar del espíritu criollo. La primera parte de nuestra historia, de este territorio, la ocupa el mundo prehispánico que es Maya, Tolteca, Chichimeca, Zapoteco, Azteca. La segunda, la mal llamada Colonial, con tres siglos de duración es, en verdad, el período Virreinal o Novohispano, el de los criollos mexicanos. Hasta el momento de la Independencia, no existe México como nación, de ahí la importancia que tiene el estudio acucioso y meditado de este período y cómo es que, parafraseando a Marx, ya llevaba en su simiente el germen de su destrucción.
El segundo aspecto que me interesa es el Barroco en sí mismo. Creo y así lo he dicho, que este fue el primer movimiento realmente internacional que hubo. Hay Barroco Italiano, portugués, filipino, español, y hasta francés, aunque no les guste admitirlo, y por supuesto mexicano, y aunque en todos estos casos se hacen patentes las diferencia locales y regionales, nunca dejan de ser obras Barrocas. Hay muchas razones que explican o tratan de explicar este fenómeno, una de ellas es, por supuesto, la supremacía española y de la iglesia católica, incluso hasta la misma Contrarreforma sirvió para la difusión masiva de un estilo que moriría con la desaparición de los regímenes monárquicos.
Por último, al estudiar y repasar la historia de este periodo de España, no puede dejar de sorprender, cómo es que una sociedad tan atrasada, tan ignorante, tan obcecada, tan supersticiosa, pobre por no decir miserable, y creyente hasta el fanatismo, logró alcanzar tales cumbres de sofisticación simbólica a través de los objetos considerados artísticos y cómo es que a pesar de su admiración por ellos, supo ponerlos al servicio no de ideales estéticos o morales, sino ideológicos, políticos y económicos. Triste suerte le depararía a España el día siguiente al de la edad de oro.

Publicado en Milenio Diario
Se puede ver también en www.artes2010.wordpress.com



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