¿Qué hacer?
Quisiera que estas líneas sirvieran para
propiciar un diálogo en torno a las llamadas actividades artísticas y
culturales que se dan y generan en la ciudad. Su ausencia –la del diálogo—es la
causante, por lo general, de que muchas de estas actividades se vean
lamentablemente estancadas o sospechosamente complacientes.
Allá por los años 80 del siglo pasado
circulaba lo que con el tiempo acabo llamándose el “fantasma de van Gogh”, el
mito de que quién jamás había sido reconocido en vida, ahora ascendía a las
alturas como Rock-Star de culto. La idea cobró forma y fuerza, cuando, en 1987,
el empresario japonés, Yasuo Goto, adquiriera en Christie’s una tela de van
Gogh pintada aproximadamente 100 años antes, los hoy famosos Girasoles
(1888) (en realidad este acto tuvo muchas más consecuencias para el arte
contemporáneo que las que aquí señalo). El fantasma del pintor que hoy vendía a
altos precios llevó a muchos a buscar casos similares a fin de hacer fortunas.
Y ¿cuál sería el mejor momento para detectar estas joyas productoras de arte?
Qué mejor que cuándo están empezando, cuándo aun nadie los conoce, cuándo nadie
les compra y si venden es a precios de risa. Irrumpe así, entre otras
motivaciones, el llamado arte joven en la escena internacional del arte. De
entonces a la fecha, descubrir, promover y apoyar a los jóvenes artistas, ha
sido una de las obsesiones del arte contemporáneo.
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| Paula Cortázar Serna. Cañón de la Huasteca. 2019 |
En nuestro país a mediados de los años 60 del
siglo XX, existía, como parte de la feria de Aguascalientes, el Encuentro
Nacional de Estudiantes de Artes Plásticas. Coincidentemente con lo que venimos
hablando, a partir de 1980 cambió a Encuentro Nacional de Arte joven, y durante
una década o tal vez más, fue el concurso de mayor importancia en el país, el
que dictaba las directrices que habría de seguir la producción plástica, y en
el que todos querían participar; ser seleccionado, pero sobretodo, premiado
ahí, era asegurarse la fama futura.
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| Carolina Villanueva Lucero. Lugares habituales. 2019 |
Como sabemos, la siguiente década, las de los
90, trajo consigo cambios significativos en todos los órdenes, el de la
promoción y apoyo a las artes no fue la excepción y así tenemos al mercado como
relevo de las actividades que antes eran desempeñadas por el estado. El arte
joven pasó de ser síntoma, apuesta segura, inversión a futuro, a mercancía
altamente valorada pero igualmente prescindible después de un tiempo.
Obviamente nuestros días son resultado de
estos, y muchos otros, antecedentes, visitar el desalentador salón Artemergente
de este año (Centro de las Artes, Nave 2), me lleva a pensar que ya es momento
de abandonar estos adjetivos y buscar otras maneras de promover y difundir lo
que se está produciendo en este momento en cuanto a artes visuales se refiere.
Me parece que lo primero que habría que hacer
es quitarnos la manía de etiquetar la producción simbólica (joven, de mujeres,
de niños, de paisanos, de ancianos, de dementes, de cholos, etc.), no sólo por
lo restrictivo, segregacionista y paternalista que resulta, sino porque cada
día es más complicado encontrar a quién pertenecen o a quién se pueden aplicar
esos adjetivos. Si no fuera por el condicionamiento al que hemos sido
sometidos, el que expongo al inicio de estas líneas, ¿a quién le interesaría
–más allá de los especialistas y auténticos buscadores de talento—ver lo que
están produciendo los jóvenes o no tan jóvenes aprendices, los que apenas están
asimilando los rudimentos de uno o varios lenguajes que después manejarán con
soltura? En este afán por encontrar nuevos talentos, descubrir genios, ¿no los
estaremos marcando de por vida al ser dados a conocer como artistas jóvenes?
(lo de emergentes es un eufemismo).
Salvo una fotografía de Paula Cortázar, las
pinturas de Itzamna Hugo Reyes Suárez y Samara Colina Borja, y uno de los
videos de Carolina Villanueva Lucero (Lugares habituales, 2019), lo
demás está en la línea original del concurso para estudiantes de artes
plásticas, no de productores que inician una larga y empinada carrera.
Publicado por Milenio Diario
Se puede ver también en www.arte2010.wordpress.com





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