¿Por qué ya no...?


El Greco. La adoración de los pastores. 1610



Hoy es Nochebuena
y mañana Navidad.
Felicidades.


Algunas de las obras más bellas y trascedentes, del Renacimiento al Neoclásico, tienen por tema la Natividad de Jesús, ¿entonces, qué es lo que ha pasado que prácticamente ya no hay quien se ocupe del tema; por qué ya no resulta atractivo para los productores contemporáneos? No hay respuesta sencilla ni que logre explicar por completo esta situación.

Hasta hace muy poco, la práctica más generalizada durante estas fechas era poner el Nacimiento, es decir, representar con figuras de bulto, como mínimo, a la Virgen, San José, el Niño, un burro y una vaca, dentro de un establo o gruta; la escena en que, según el Nuevo Testamento, vino al mundo Cristo Jesús. Cómo sabemos, se atribuye a San Francisco de Asís el inició de esta práctica que llegó a ser un poderoso instrumento de evangelización. Existen colecciones de Nacimientos, desde el siglo XII, talladas o modeladas en los más diversos materiales, desde los más ricos, como el marfil y piedras preciosas, hasta los más humildes de madera, palmas o burdo barro. Así, cada familia, cofradía o iglesia, montaba su Nacimiento según sus posibilidades, pero siempre con el afán de festejar y difundir el día más importante para la cristiandad.

A esta actividad tradicional asociada, por supuesto, a la religiosidad de la gente, se le empieza a oponer otra con igual fuerza e importancia. En el caso de México, fue allá por los años 40 del siglo pasado que van apareciendo los no menos famosos Árboles de Navidad (hay quienes retroceden el origen de esta práctica hasta el Segundo Imperio). Rendir culto a los árboles, en especial a los encinos, era una tradición nórdica que veía en ellos la forma del universo. En la cúspide se encuentra el Valhalla hogar de Odín y los demás dioses, las raíces corresponden al inframundo, el de los muertos. En el solsticio de invierno se celebraba el nacimiento del dios sol adornando uno de estos árboles. A la llegada de los evangelizadores a las tierras del norte, vieron que, por su cercanía con la fecha del nacimiento de Jesús, se podían aprovechar de ella y unificar ambas tradiciones. Substituyeron el encino por el pino que representa la vida eterna y se decoró con manzanas y velas, los frutos como recordatorio del pecado original, las velas, la luz de Jesús por la cual se salva el mundo.

Árbol de Navidad. Rockefeller Center, N.Y

Visto de esta manera, no tendría nada de particular que una práctica substituyera a la otra pues en el fondo ambas representan lo mismo. El problema inicia cuando Nacimiento y Árbol del Navidad son, por algunos, asociados a culturas antagónicas por lo que el Nacimiento pasa a ser parte de nuestras tradiciones, las originales, en tanto que el Pino lo es de las anglosajonas, las extranjeras, las de otros. Más allá de esta discusión que huele a naftalina, es una realidad que hoy día vemos menos nacimientos en las casas, en tanto que la mayoría de ellas se adorna con los Árboles de Navidad, entre más fastuosos y estrafalarios mejor.

Juntemos ahora ambos fenómenos, la mínima demanda que tiene el evento central de estos días como tema pictórico, y el desplazamiento del Nacimiento por el Árbol de Navidad. Pudiera parecer que nada tienen en común y es posible que así sea, a menos que entendamos que en la sociedad contemporánea, ambos pertenecen al mismo campo, esto es, al del mercado, entendido este como el espacio donde se encuentran e intercambias bienes simbólicos y materiales. Como mercado que es actúa de acuerdo con las leyes de la oferta y la demanda.

No hay pues conflicto entre ambas prácticas, simple y sencillamente, unas se mueven mejor, en este momento, en el mercado, pero no hay nada que garantice que así será de ahora en adelante. Esto no debería de sorprendernos, nuestra sociedad a ido haciendo crecer, más y más, ese espacio que llamamos mercado y en él ha colocado, para su intercambio, lo mismo productos materiales que simbólicos, públicos que privados, tradicionales que contemporáneos, religiosos que laicos, y ante tal variedad de opciones, irremediablemente se opta por las que en ese momento tienen mayor circulación.


Publicado originalmente por Milenio Diario
Se puede ver también en www.artes2010.wordpress.com
Imágenes: cs.wikipedia.org
sobreturismo.es


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