Desorden total


Desde que Sonia de Osio me avisó de esta exposición, tuve curiosidad por ver cómo convive una parte del trabajo de su papá, Sergio de Osio, con productores mucho más jóvenes que él y sin mucha relación con los propósitos, digamos estéticos, con que ejecutó su obra, mejor dicho, porque no fue uno sólo que hubiera evolucionado con el tiempo, sino que, a su quehacer diverso, le fue sumando algunos otros. Mi interés creció cuando leí la cédula de sala, pues en ella se plantean una serie de propósitos que me parece, o me parecieron en ese momento, congruentes con el objetivo de la exposición y los participantes en ella. Finalmente, lo primeo que vi fue uno de los paneles de la sala 1, pintado de otro color (gris) con grafismos o dibujos en color blanco, una interesante propuesta museográfica pensé (posteriormente, al leer la cédula correspondiente, caí en cuenta que todo junto formaba parte de una obra de Charlie Renard, que ahí mismo presenta una instalación estereofónica de dos composiciones para saxo, Hasta aquí llegó mi interés y sorpresa.

Charlie Renaud. Serie: Muda,  2019

            Hablo de la cuarta exposición organizada por la Casa de la Cultura de Nuevo León, bajo el título de Confluencias, cuya principal característica es que se invita a un productor a organizarla, en esta ocasión recayó en Gerardo Monsiváis, esta tarea. Participan en ella, además de de Osio y Renard, Calixto Ramírez, Daniel Caleb, Karen Reyes, Mónica Menchaca, Marcela Quiroga, Francisco J. Serrano, Ache y Geroca. De subtítulo la exposición lleva el de La nave de los locos o la lógica del despiporre.

            Cualquiera al ver este disímil menú de productores, después de recorrer la exhibición, con amplia variedad de medios, del óleo al audio, a la fotografía, podría pensar que la propuesta de Monsiváis es todo un éxito y que su curaduría realmente refleja el desorden, lo absurdo, lo irónico, que va implícito en el subtítulo. Desgraciadamente, no es así, quizás en el trabajo de uno o dos productores podríamos encontrar algo parecido (Francisco J. Serrano, Calixto Ramírez, Ache) pero no en todos, ni su conjunto resulta ser una muestra de estado caótico alguno que identifique la realidad. Me corrijo, probablemente, lo que sucede es que siendo productores de distintas generaciones (hay por lo menos tres de ellas) reflejan distintas realidades o mementos de la realidad; confrontarlas o al menos exhibirlas una al lado de la otra, crea una sensación de desorden; si esa fuese la intención, la curaduría de Monsiváis sería la correcta, aunque de confluencia no tenga nada.

Sergio De Osio. Posters publicados en El Porvenir. 1986-89

            Es, precisamente, la obra de Sergio de Osio, la que más problemas me causa en este contexto. Sigo pensando que aún no conocemos lo mejor de su obra y, por lo tanto, no hemos podido evaluar, correcta y justamente, su labor.  Lo que aquí se presenta es una amplia selección de los afiches que el periódico El Porvenir publicaba, a página entera, una vez a la semana, allá durante la segunda mitad de los años ’80 del siglo pasado. Se complementan estos trabajos con un audio en el que de Osio da a conocer no sé qué cosas, porque fuera de contexto puede estar hablando de cualquier cosa (en realidad habla de su postura frente al arte, y los artistas). Quien no conoció a Sergio, quien no vivió por aquellos años, quien no sabe que pasaba culturalmente en la ciudad en ese entonces, pasa frente a estos posters, que, además, son feos y, la verdad, no creo que le digan absolutamente nada ¿por qué le echa tanto este señor a un tal ICNL?

Geroca. Bodegón. 1990


            No hay nada parecido a estos trabajos en el resto de la muestra como tampoco hay nada que se equipare a las geniales obras de Geroca; si vale la pena visitar esta exposición lo es, sin duda alguna, por ver estos trabajos. Fuera de ahí hay mucho dibujo, pero, como se dice, cada quien para su santo (Daniel Caleb, Karen Reyes, Renard y Ramírez). Hay dos trabajos que se valen de la fotografía, Ache y Menchaca, pero, no son fotografías en sí. Y es que en el despiporre no puede haber lógica, cuando mucho operará otra clase de lógica, pero, ambas, por antagónicas, difícilmente logran confluir.

Publicado originalmente por Milenio Diario
Se puede ver también en www.artes2010.wordnews.com

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