El modelo inglés
En algunas de mis últimas entregas, he hablado
de que así como todo lo que se encuentra en relación con la producción de los
objetos simbólicos de hoy (circulación, materiales, reflexión crítica y
teórica) ha pasado o aun está en un periodo de cambio profundo, igual comparte
este momento la manera en que se exhibe (museografía), pero también el qué se
exhibe, por qué, para qué, sus fines y objetivos (museología). Temas que son
importantes para la cultura contemporánea, pero que en tiempos de vacas flacas
pueden llegar a jugar un papel central. En la medida que vayamos siendo
conscientes de todos estos cambios no solo nos podremos enfrentar de mejor
manera, mejor capacitados, a esta nueva producción, sino que podremos hacer más
eficientes las nuevas inversiones, los programas de exhibición, los procesos de
vinculación, etc.
A
continuación, presento un ejemplo, como muchos otros, para enfatizar tres
aspectos que nos permitan ampliar y continuar la discusión precedente.
Se
trata de una de las más recientes exposiciones de la inglesa Galería de los
fotógrafos (The phographer’s Gallery):
Urban impulses: Latin America Photogtaphy
from 1951 to 2016, abierta al público el pasado14 de junio. Una muestra de
más de 200 fotografías seleccionadas por María Wills y Alexis Fabry que incluye
ejemplos de autores como Alberto Korda, Sergio Larrain, Graciela Iturbide,
Beatriz Jaramillo, Fernando Bedoya, Pablo Ortiz Monasterio o Eniac Martínez. La
muestra proviene de la vasta y prestigiosa colección de fotografía latinoamericana
de Leticia y Stalisnas Poniatowski.
Esta
exposición va acompañada de la presentación de un nuevo libro de Álvarez Bravo
(Manuel Alvarez Bravo: Photopoetry);
venta de impresiones originales de autores presentes en la exhibición; un curso
especializado sobre la fotografía del subcontinente; y un ciclo de cine
mexicano denominado Salón México, con
la presentación de cintas como Enamorada,
Macario, La perla, o el propio Salón
México.
Como
dije, este ejemplo nos permite evidenciar lo que hemos estado mencionando. Primero,
el objetivo de la exhibición. Entre algunos sectores europeos o de otras partes
del mundo, hay la certeza de que se necesita remontar los mitos y fantasías con
que se identifica comúnmente a América Latina, para conocer mejor una realidad
múltiple y contradictoria, pero también en dónde la realidad va más allá que la
ficción, y que mejor manera de hacerlo que a través de su fotografía.
Dos,
la importancia de las colecciones. Ya hemos visto lo mismo en otras
exhibiciones en las que están involucradas importantes colecciones privadas,
por ejemplo, la Walter que tuvimos en MARCO, o de la Fundación Cultural
Televisa con la muestra de Pierre Verger, en la Fototeca del estado. Es
necesario insistir en que no es lo mismo ser un comprador que un coleccionista.
En la ciudad hay grandes compradores, ahora es tiempo, me parece, para que
dieran el salto y se convirtieran en coleccionista que pudieran estar
alimentado proyectos como el que aquí comentamos.
Tercero.
No se trata sólo de una exposición por más importante que pueda ser. Esta, más
bien, fue concebida dentro de un marco más amplio que incluye la presentación
de libros, venta de impresiones originales, cursos para tener una mejor comprensión
sobre lo que se exhibe, y otros complementos.
No
digo, ni creo, que toda exposición deba armarse de esta manera. Con lo que sí me
quedo del ejemplo, es lo dicho más arriba, que en estos momentos se requiere de
este otro tipo de proyectos que al margen de las bondades académicas e
intelectuales que conllevan, al involucrar más elementos los hagan no solo más
atractivos sino también relativamente más sencillos de financiar. En la medida
que estos ejemplos se multiplicaran, creo se contribuiría a que todos los demás
elementos que participan en la cultura contemporánea se fueran consolidando en
una sociedad cada vez más urgida de ellos.
Publicado en Milenio Diario
Se puede ver también en www.artes2010.wordpress.com
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