Tres retratos, tres opiniones


Hace un par de semanas recibí un correo en el que se anunciaba a los ganadores del Lens Culture Portrait Awards 2019. Después de leerlo y conocer a los premiados, re-envíe la información a varios amigos que comparen conmigo el conocimiento, interés y gusto por la fotografía. A la vuelta del día ya tenía en la charola de entrada, tres correos en los que me comentaban cuál de los premios les parecía mejor que, incluso, el ganador del primer premio; lo interesante, en todo caso, es que, entre ellos, no había coincidencia en la pieza que más llamaba su atención, o que consideraban debía encabezar los premios de este año en esta categoría. Su opinión difería, por tanto, de la emitida por ocho jurados internacionales convocados para llevar a cabo la premiación. ¿Cómo explicar estas diferencias?

Marika Masséus. Chosen [not] to be. Netherlands. Primer premio Series.

            Quiero olvidarme, por un momento, de la situación concreta del concurso para centrarme únicamente en la razón por la cual, tres diferentes personas, conocedoras, expertas en fotografía, no coinciden al juzgar, apreciar, analizar o lo que se guste, un conjunto de piezas. Dejo fuera al concurso porque no sé cuál pudo ser la discusión que se dio entre ellos para premiar a esta y no aquella fotografía, porque desconozco los criterios que emplearon para llevar a cabo su trabajo y porque desconozco el total de piezas juzgadas (solamente sé que entre las tres categorías que contempla el concurso se premió a 39 productores de 20 países). Además, estoy seguro, como siempre he argumentado y defendido, si hubiera sido otro el jurado, tendríamos otros ganadores. Exactamente lo mismo que ocurrió al presentarles a mis colegas estas piezas.

Daniel Lyons. Gémeas. United States. Primer lugar Single

            La respuesta aparentemente más sencilla, es que en gustos se rompen géneros tal y como dicta la voz popular, por lo tanto cada quién tiene su opinión; todos los gustos tienen la misma validez puesto que responden a criterios personales, que no tienen por qué ser iguales a los tuyos y no tiene por qué serlo porque no se trata de ecuaciones o medidas exactas, es decir, de algo objetivo, sino, precisamente, de gustos que son su opuesto, son subjetivos. Por mi parte, agregaría que no solo son subjetivos sino también circunstanciales, dependen de las condiciones en que se encuentre el sujeto al momento de emitir su juicio, no es lo mismo hacerlo en el ambiente de una galería, por ejemplo, que mientras revisas tu correo en el teléfono parado en una atestada estación del metro.

Pablo Solorzano. Gritos del silencio. México. Selección del Jurado

            El juicio que se da sobre una fotografía, una escultura, una poesía, es el resultado de un gusto y ese gusto se ha formado a partir de nuestra interrelación, personal, individual y subjetiva, con una o unas series de objetos. El porqué de esa relación con esos objetos en particular es también subjetiva y circunstancial, puede ser por el placer que me producen, por costumbre, por interés profesional, por estudio, por recomendación, etc.
            ¿Lo anterior supone que entonces sería imposible coincidir en gustos y por tanto en juicios? Sí, si me encuentro fuera de mi campo de experiencia, no en caso contrario. Quien no haya tenido una relación previa con grabados japoneses del siglo XIX tendrá un juicio completamente diferente al de un experto, dígase lo contrario si se trata del juicio de dos estudiosos de la misma materia.
            Sin embargo, en nuestro primer ejemplo tres conocedores difirieron en su juicio, y así es, porque en terrenos subjetivos como lo son los del arte, no existen mejores, más mejores o más peores, un retrato de Nadar no es mejor que uno de Steichen, o de Penn, son diferentes entre sí, con cualidades igualmente distintas; que prefiera uno sobre el otro no quiere decir que descalifique a los demás, sino, simplemente, que sus características, a mí, me son más conocidas, más agradables. ¿Si así son las cosas, qué hacer en el caso de un concurso? Simple, se establece de antemano, cuáles serán las características que deberán estar presentes en los objetos que su juzgarán; aquel que mejor las ejemplifique, las modifique o las ignore, será el premiado.

Publicado originalmente en Milenio Diario
Se puede ver tambiéb en www.artes2010.wordpress.com
Imágenes: www.lensculture.com


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