Aprendiendo a ver (II)

Brunelleschi y Ghiberti. Escenas de la biblia, puertas del baptisterio de Florencia. 1403

La semana anterior dije que, así como los productores y teóricos del Renacimiento Italiano (Alberti, Bruneleschi, Ghiberti) habían desarrollado un convincente sistema geométrico merced al cual se proyectan las tres dimensiones en un plano de solo dos, habían tenido que inventar también al espectador capaz de leer en una representación plana, la existencia y habitación de un espacio. Dicho espectador debe ser monocular, inmóvil y de una altura predeterminada. Apunté, finalmente, que esta manera de representar había tenido múltiples y agudas consecuencias, que aún es posible constatar en nuestros días.

            Pensemos, por ejemplo, en la característica que usualmente se cita para distinguir la ciudad diseñada y planeada, no casualmente, a partir del Renacimiento, y lo que venimos apuntado. Se habla de que se retoma, en el diseño de los nuevos emplazamientos poblacionales, la manera en que se ubicaban sobre el terreno los campamentos militares romanos, la de un damero, provocada por el cruce entre el Demunanus Maximo y el Cardo, es decir a partir de una retícula formada por líneas horizontales y verticales. La proyección espacial de una ciudad de estas características es, precisamente, la que facilita o provoca, representaciones bidimensionales como a las que nos hemos estado refiriendo. En otras palabras, este tipo de diseño urbano, el renacentista, que se contradice con el Medieval, provoca que se le vea, exactamente, con la misma perspectiva con que se representa el espacio en dos dimensiones. No hay duda de que es la pintura la que influye en el diseño urbano y la arquitectura en general, pues ciudades, palacios, iglesias y demás edificaciones, aún no se construían en el momento en que ya estaban siendo representadas en pintura, o sea, de ahí es donde se inspiran arquitectos y urbanista para crear su ciudad ideal, la moderna, la racionalizada.

            Interesante me parece también cómo es que a partir de este modelo todos los demás sistemas de representación óptico-visual, lo adoptan y adaptan, y no es sino hasta fines del siglo XIX, que estos, inician una compleja carrera a fin de evitarlo o quitarse de encima la jettatura ejercida a lo largo 6 siglos. Un paréntesis antes de seguir. El que se trate de un sistema hegemónico, no implica que haya sido el único, no sólo están todas las representaciones visuales previas al Renacimiento, sino que aun en la misma época, por más influyente que haya sido, no es lo mismo la representación espacial italiana –que es de la que venimos hablando—que la practicada por los países de norte, Alemania, Holanda, Bélgica. Se cierra el paréntesis.

H.Fox Talbot. Callen en Frankfurt am main. 1846

            Al decir que el modelo de perspectiva central no sólo fue cuestionado sino, incluso, violentado hasta las Vanguardias Históricas, damos por un hecho que el invento más moderno de ese siglo, la fotografía, también se vio atrapado por él. Es más, no sólo replica el modelo, sino que lo hace aparecer como la forma natural de ver. Al mirar una fotografía generalmente pasamos por alto que se trata de una forma más de representación, pero por la verosimilitud de sus imágenes tendemos a pensar que lo que vemos en ella es la realidad como se le presentó al fotógrafo. Ahora podemos decir que no es así, que la fotografía por ser otra forma de representación visual occidental, parte del modelo de la pintura italiana del Renacimiento, siendo su medio de producción física –la cámara fotográfica- el espectador ideal de esta forma de representar. No existe objeto más plano que una fotografía y sin embargo en ella vemos ciudades y campos, mares y montañas, casas y animales, todos como si los estuviéramos viendo en el espacio, tal y como se presentan en la realidad; cuando lo que observamos son las tres dimensiones representadas en solo dos. Quizás en el futuro, nuevas formas de ver, como las que nos dan los Drones u otros sistemas electrónicos de registro visual, ofrezcan otros modos de representar nuestro mundo.

Publicado en Milenio Diario

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