Sin futuro cercano
En cuanto al
ámbito cultural el 2018 culminó, desgraciadamente, como en otras tantas áreas,
dividiendo a la comunidad. No bastó con definir quiénes creyeron o creen en el
proyecto de López y quiénes se oponen al mismo, sino que ahora se nos vuelve a
situar en bandos contrarios al considerar el presupuesto que se presentó y
aprobó para este año fiscal; por una parte están quiénes aplauden la magra cantidad
que se destinará a este campo que es, o debiera ser, fundamental para cualquier
país, y, por otro, quiénes esperábamos algo más, en lo personal un proyecto
real de cultura.
Rápidamente menciono un par de
consecuencias que desde ya empezamos a padecer, el recorte similar que sufrirán
las entidades federativas, vía su propio presupuesto, vía los apoyos federales
con que se complementan. Y, dos, el estado en que quedarán, a nivel federal y
estatal, becas, convenios, co-inversiones, restauros y salvamentos, nuevas
exploraciones, futuras exposiciones, programas de teatro, música, ballet, acción
editorial, apoyos a la educación artística, etc., etc. Un comentario más. No
hay que ser ingenuos y creer que con lo destinado alcanzará para todo y hasta
para más. Y, dos, es obvio que algunas de estas u otras actividades se
convertirán en prioritarias y ocuparán la mayor cantidad de recursos, mientras
que otras, prácticamente, pasarán al cajón del olvido.
Esto último es lo que me parece más
serio, porque cambios o no cambios en la conducción administrativa y política
del país, en este caso, dejan intacto el factor discrecional y así pues, entre
los planes que ha presentado la secretaria del ramo, sobresalen los que van a
favor de las actividades populares, que son para el pueblo, que llevan el arte
al pueblo, que recogen el arte y demás manifestaciones del pueblo, y todo
aquello que suene a eventos masivos, a manifestaciones multitudinarias, en
dónde, como de costumbre, cuente más la cantidad que la calidad.
Pero el problema no es sólo lo
discrecional con que se moverán y se han movido los dineros en cultura, ni el que
muchos sientan que hoy es su revancha, sino que no existe, ni a nivel federal y
menos estatal, una Ley de Cultura, que más o menos fijara o estableciera con
claridad, aunque fuera relativa, qué es lo que el estado –el país— quiere y
espera de esta área, cuáles son sus objetivos, sus prioridades, como se
relaciona con otras metas a lograr, qué hará para contribuir con los planes
nacionales, y con qué recursos deberá contar para poder cumplir con lo que se
le demande, nada distinto a lo que se desea y espera sea el funcionamiento de
cualquier otra secretaría.
No alcanzo a entender cuál es la
reticencia a crear –a nivel estatal o federal-- un documento como el que
menciono arriba (u otro mucho mejor), mismo que no fuera Constitucional, pero
sí mínimamente sexenal o mejor aun transexenal, para que fuera sufriendo las
modificaciones del caso o fuera fácilmente substituido—después de así
debatirlo—por uno nuevo. Lo último que se recuerda –y que ni siquiera fue una
ley formalmente hablando—fueron las acciones elaboradas y puestas en marcha por
José Vasconcelos allá por los años ’20 del siglo pasado y que se mantuvieron,
con las modificaciones que se les fueron haciendo y adaptando, hasta
aproximadamente la década de los ‘90s. Un rápido recorrido por esos más de 50
años, nos dejarían ver claramente como los sucesivos gobiernos, de Obregón a
Salinas de Gortari, se valieron del área cultural para cumplimentar sus
políticas en otros campos.
Finalmente, ¿por qué y para qué
sería necesario y deseable un instrumento de este tipo? Bueno, creo yo, que no
sólo para dar respuesta a las preguntas que planteo más arriba, sino también
para contar con una plataforma formal a partir de la cual se debata y argumente
el ser y hacer de la actividad cultural en México --en el estado-- en lugar de seguir
haciéndolo sobre los muchos o pocos dineros y sus probables beneficiarios.
Que tengan ustedes un próspero año.
Publicado por Milenio Diario
Se puede ver también en www.artes2010.wordpress.com
Imagen: www.unioncancun.mx
Coincido con tu visión. Sobre la ley de Cultura ya existe una iniciativa del el Grupo de Reflexión sobre Economía y Cultura (GRECU). Sin embargo falta apoyo del Sector Cultural para impulsarla. Respecto al presupuesto creo que el problema no es este, sino una cierta miopía del mercado (Theodore Levitt, 2004) y una increíble incapacidad del liderazgo para posicionar a este sector ante la Federación, como un sector estratégico para el crecimiento económico y desarrollo social. Si resolvemos estos problemas de fondo, nunca mas habrá recorte de presupuesto!
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