Más del estilo cardumen
Identificamos a este estilo, con una práctica museográfica que consiste en presentar el material a exhibir en grupos más o menos grandes (por fortuna todos los ejemplares del mismo autor) dispuestos, generalmente, de manera irregular, lo mismo puede abarcar muros, esquinas, cubiertas o piso, y se combina con videos u otros objetos extra-fotográficos; estas, las fotos, van con o sin marco, adheridas al panel de exhibición, literalmente flotando, dobladas a manera de ciclorama o en 90 grados para cubrir esquinas, e incluyen dimensiones diversas, lo mismo que los formatos vertical y horizontal. La impresión que a mi, en lo particular, me provoca enfrentarme a una exhibición diseñada museográficamente de esta manera, es la estar viendo un cardumen, es decir un conjunto de peces que sin ser idénticos entre si crean una mancha amorfa que se mueve en distintas y cambiantes direcciones.
Dos aclaraciones. Primera, no se debe confundir este estilo con la exhibición de series o secuencias de fotografías, en donde su misma naturaleza exige se presenten más de dos ejemplares juntos pues esa fue la intención de su autor, o así se facilita su comprensión. El ejemplo más claro de esto es la exposición de la Colección Walther en el MARCO a principios de este año.
Segunda. Hace una semana decía que en un concurso es hasta lógico que se solicite no una sóla fotografía sino un grupo de ellas (el número cada quien lo define), así se evita escoger obras producto de la casualidad y se premia a quien más constancia y coherencia exhibe en su trabajo. Este requisito no implica de ninguna manera que el organizador se vea forzado a presentar en el salón que monte con la selección hecha, todas las piezas que un mismo autor haya enviado, si mandó tres, pues tres, si son 15 pues las quince (obvio que se solicita un máximo y un mínimo, pero, insisto, no hay nada que obligue a presentar todo lo que un mismo autor mande); proceder exhibiendo todo el material me da la impresión de que lo que se selecciona y premia no son las fotografías, sino a sus autores, sólo de esta manera se justifica que se presente todo lo que mandan, puesto que, por otro lado, a menos que se trate de verdadera series o secuencias, no todo lo que se recibe de un mismo autor tiene la misma calidad, ¿o sí?
Humberto Ríos R. Futurum. (México) |
Si esto último lo ponemos en relación con el estilo cardumen, es claro el porque museográficamente se procede de esta manera. Al no contar con un parámetro claro de jerarquización, de identificación de calidad, cuando todas las imágenes dan lo mismo, o cuando las necesitas a todas para encontrar una identidad, la manera en que las presentes no puede ser la tradicional ya que menos tendrían sentido, o resultaría cacofónico, contradictorio, ambiguo en el mejo de los casos.
Finalmente, debe ser claro también, que, este estilo, el cardumen, satisface las necesidades de cierto tipo de fotografía que se produce en la actualidad, es opuesto, al que he llamado más arriba tradicional que se corresponde con el modo de producción fotográfica moderno. No sé cuál de los dos sea mejor (lo sé para mi), lo que sí sé es que debemos llamar a cada cual por su nombre y hacer lo más explícitas posible sus características y sus razones para proceder de la manera en que lo hacen, y que sea el espectador el que elija cual de los dos estilos, u otros si los hubiera, le conviene, le gusta, se le facilita, le atrae más.
Publicado originalmente en Milenio Diario
Se puede ver también en www.artes2010.wordpress.com
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