El estilo cardumen
Hace una semana
hablé del inicio de la décimo sexta vuelta del encuentro de fotografía que año
con año organiza el gremio de los fotógrafos del CONARTE. A partir del año
pasado se asociaron a este evento los concursos de fotografía contemporánea
nacional y latinoamericana respectivamente, ambos organizados por Luz del Norte;
así pues, el Encuentro se ve enriquecido al ser sede de estas muestras, así
como por aprovechar los personajes que se invitan como jurado y que se
incorporan (o no) a las mesas de discusión y/o a las conferencias magistrales
de esta semana dedicada a la fotografía.
En esta ocasión se presentó y premió
a quienes participaron en el Primer concurso de Fotografía Contemporánea en
Latinoamérica. La muestra se encuentra en la sala principal de la
Cineteca-Fototeca del Centro de las Artes y en ella se presenta a los 52
finalistas seleccionados de un total de 819 productores de 16 países que
respondieron a la invitación del concurso.
En la presentación de la muestra, se
habla de un quiebre o brecha entre la fotografía latinoamericana de la segunda
mitad del siglo XX y la que se práctica en la actualidad, lo que imposibilidad
hablar de una mirada propia de esta parte del continente, “Esta exposición
cuestiona el parecido formal que aparentemente tienen las imágenes del subcontinente.
Dada la diversidad de usos sociales y estéticos de la fotografía
latinoamericana es difícil reconocer en las imágenes aquí expuestas una mirada
común como sucedió hace décadas. Los usos y formas de los fotógrafos son
variadas, con un amplísimo abanico de lenguajes e identidades artísticas
distintas.”, concluye Alfredo De Stefano director del concurso.
Nada más cierto, al modelo seguido durante
años por los fotógrafos latinoamericanos (fotoperiodismo casi exclusivamente y
en B&N primeramente), hoy se impone una producción heterogénea; no me cabe
duda que son las condiciones de occidentalización las que han provocado este
desplazamiento, pero si bien es verdad que las formas –fotográficas-- se han
diversificado también lo es que a sido a costa de haberse sometido a otra
rutina de estandarización (el único caso que salta de la normalización es el de
Venezuela).
Ante las dificultades que implica
enfrentarse a un concurso y más a uno de este tipo, entiendo que debe haber una
serie de candados y requisitos que aseguren, hasta donde sea posible, la
equidad entre los concursantes para que haya justicia en su premiación.
Entiendo también que una de estas estrategias sea la de solicitar se envíen al certamen
no imágenes singulares, sino series con lo que, idealmente, se estaría
asegurando que la foto distinguida no fuera producto de la causalidad. Pero
hete aquí que esta solicitud, la de la serie, no solo ha llegado para quedarse
en los concursos, sino que ha terminado por convertirse en un rasgo
característico de la fotografía contemporánea, es decir, ahora los temas y/o
asuntos que se abordan se presentan no en imágenes individuales sino en
conjuntos, en hatos irregulares, e incluso totalmente dispares. Esta manera de
entender y manejar la fotografía da por resultado, entre otras cosas, que su
exposición se haga más compleja, solucionándola, la mayoría de las veces, recurriendo
al estilo que un amigo, denomina cardumen, esto es colgándolas o repartiéndolas
sin un orden preciso ni un lugar definido, como si se tratara, efectivamente,
de un cardumen en movimiento.
El resultado de estas muestras, como
la presente, es realmente confuso, hay una sobresaturación de estímulos
visuales, pues a estos cardúmenes hay que agregarles instalaciones, videos,
proyecciones, etc. Visto así el panorama no es difícil entender porque hay
tantos premios ¿cómo premiar únicamente a la imagen individual capaz de
concretar una idea, una visión, un mirar? Imposible, esa imagen o ese tipo de
imagen ha desaparecido en nuestros días para dar paso a un aluvión de ellas,
que finamente es a lo que nos enfrentamos todos los días.
Publicado por Milenio Noticias
Se puede ver también en www.artes2010.wordpress.com
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