Las 3D del arte




A la memoria de
Alfonso Castillo B.
QPD

            Ya en otras ocasiones ha presentado la hipótesis de que es probable que el primer objeto no funcional, no utilitario, que haya producido el hombre fuera uno en tercera dimensión, en bulto, una cuenta, un amuleto, un objeto votivo, un instrumento musical, una escultura. De entonces a nuestros días hay una historia tan rica, amplia y exuberante como la de cualquier otra manifestación cultural, e incluso ha habido períodos en donde se le ha tomado por la quintaesencia del arte, extendiendo su influencia y formas a otras prácticas. Al igual que la pintura, fue durante el siglo XIX, que rompió su alianza, o si se prefiere, su servidumbre, con el naturalismo y se lanzó a la búsqueda de otras razones, motivos, técnicas, materiales, por las cuales y con los cuales seguir produciendo objetos tridimensionales, los que ocupan un lugar en el espacio, lo desplazan o lo crean, lo generan, que se hacen independientes, exentos, o se funden, se confunden con el nicho, el pedestal, la arquitectura, el entorno.

            Lo interesante es que a pesar de esta historia y de tener brillantes representantes (autores y obras), no es una práctica mediática como muchas otras lo que dificulta su difusión y promoción, por no decir su práctica misma. Me atrevería a decir que, por cada 100 aspirantes a pintor, grabador, dibujante, ilustrador o fotógrafo, sólo uno o dos, se sentirán no sólo atraídos por la escultura, sino dispuestos a hacer de esta su práctica principal, tendencia que difícilmente pudiera estar cambiando.

Laura Rosete. De la serie La casa intervenida. Torres y habitaciones intervenidas I, II, III, IV, V. 2018


            México, ni qué decirlo, es tierra prodiga en muchas cosas, los escultores no son la excepción. Cualquiera que sea el período de la historia del arte mexicano que se revise, habrá en él obras sobresalientes que nos permiten saber qué era lo que se entendía y se esperaba fuera la escultura en ese momento. Por ello es que no debiera sorprendernos que una misma exhibición se presenten hasta 17 productores, con la particularidad, además, de ser únicamente mujeres, lo que nos indica, no sólo el buen número de quienes se han decidido a favor del medio, sino que, dentro de ellos, otro tanto son mujeres, con lo que se acaba el mito de la escultura falocéntrica, por ser los hombres los únicos con la fuerza suficiente para para trabajar los materiales tradicionales. Otro mito que se va: la escultura se produce en piedra, metal o madera, por adición o devastamiento, lo cual como se ve en esta exhibición, ya no funciona pues no son estas ni las técnicas ni los materiales que prevalecen en el quehacer tridimensional contemporáneo.

Aurora Noreña. Encuentro fugitivo I. 2017


            Esto es lo nos invita a conocer la muestra Sólo mujeres, escultura, que la galería Drexel presenta desde el pasado día 31 de mayo. Aurora Noreña, Beatriz Canfield, Edna Pallares, Eugenia Belden, Gabriela López-Portillo, Gerda Gruber, Inmaculada Abarca, Karen Perry, Laura Rosete, María José de la Macorra, Maribel Portela, Marina Lascaris, Naomi Siegman, Perla Krauze, Yolanda Gutiérrez, Yolanda Paulsen e Ivonne Domenge forman el grupo de 17. Hay nombres locales que se extrañan como el de Miriam Medrez, Ma. Fernanda Barrero, Ana María Montes de Oca, Laura Leal, Elisa Pasquel, o de las más jóvenes como Paula Cortázar o Natalia Martínez, pero como bien se sabe, no hay selección que deje a todos satisfechos o cumpla con todas las expectativas y mejor que así sea, pues, como se ve, hay más que suficiente material para armar otra muestra con idénticas características.

Karen Perry. Autorretrato. 2018


            Obviamente un grupo tan amplio y variando como el que presenta Drexel, permite, igualmente, que, según el talante, gusto, disposición y sensibilidad, de quien escoge sean las piezas que se mencionen. Por ejemplo, en mi caso, sin duda, me llama la atención el trabajo de Gerda Gruber, toda la calidad y cuidado que le imprime a su cerámica, ahora lo vemos volcado en las tallas en madera que presenta. Dentro de las nuevas aproximaciones a lo escultórico está el ensamblaje como se presenta en la serie La casa intervenida. Torres y habitaciones intervenidas I, II, III, IV y V de Laura Rosete. En cuanto a la incorporación de nuevos materiales está, por supuesto El encuentro fugitivo I de Aurora Noreña un muy refrescante encuentro con la nueva escultura. Dígase lo mismo del ingenioso Autorretrato de Karen Perry, o la Slecta de Yolanda Gutiérrez.

Gabriela López-Portillo. México. Proyecto para obra monumental. 2002


            Dos piezas más cierran mi selección. Aunque no es la primera vez que vemos el uso de este material en la escultura las piezas de Gabriela López-Portillo, hechas con su cabello, no dejan de ser fuente de sentimientos y significados. Finalmente, Sin título (2018) de Beatriz Canfield, sería mi favorita. Quizás sea una de las más tradicionales en la exhibición, pero precisamente, porque en su producción están contenidos todos los valores de la escultura no sólo la moderna y contemporánea, sino la de todos los tiempos, es que me interesó.

Beatriz Canfield. Sin Título. 2018

            Una muestra exitosa sin duda alguna. Sólo le pediría a los organizadores que no utilicen el gráfico de los senos para denotar que se trata de mujeres, además de machista es de muy mal gusto.

Publicado originalmente en Milenio Diario
Se puede ver también en www.artes2010.wordpress.com

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