Fotografía e identidad
El tema de la
identidad –el proceso mediante el cual aprendo cómo soy y, en consecuencia, a
quiénes me parezco y a quiénes no -- viene de muy lejos en el tiempo, tanto así
que se piensa pudo ser una de las causas por las cuales empezaron a gestarse
las manifestaciones culturales. Hoy sabemos que tiene más que ver con factores
culturales que con biológicos o naturales.
La idea de identidad con la que nos
movemos, más allá de los estudios sociales, etnológicos, psicoanalíticos,
filosóficos, que han hecho suyo el tema dando lugar a un gran número de
estudios y teorías, está asociada a cuestiones de poder y de control, por lo
que podemos ubicarla a partir del siglo XIX, en plena Modernidad, y, por tanto,
asociada a la fotografía. Poseer un carnet de identificación con nuestra foto,
nuestro retrato, para estar autorizados para realizar un sinnúmero de
actividades, es parte del sistema iniciado prácticamente desde la aparición de
la fotografía, al asignársele, entre otros, el registro fisionómico –y en otros
casos antropológico-- de propios y extraños.
El pasado 23 de febrero el MARCO
abrió al público la exposición Estructuras
de Identidad, fotografía de la Colección Walther. Sin lugar a dudas una de
las más relevantes que, en términos de fotografía, hemos tenido en la ciudad.
Se trata de una muestra del contenido de esta colección que inició sus
exposiciones públicas en el 2010 y que tiene por objetivo la investigación,
recopilación, exposición y publicación de la fotografía y el videoarte; se han
especializado en los trabajos de África y Asía, aunque con valiosos ejemplos de
fotografía europea y norteamericana, y aunque su medio es más bien lo contemporáneo,
no por ello han dejado pasar importantes referencias históricas que dan
sentido, raíz, a los propósitos de la Colección.
La exposición, como pocas, invita a
ser visitada por todo tipo de público, desde los que vienen a conocer el museo
y se topan con ella, hasta los especialistas y expertos en fotografía que no la
hubieran conocido con anterioridad, así como otros profesionales interesados y/o
preocupados por el tema de la identidad, que es, como se ve, el asunto que vertebra
la exposición o con el que se le titula.
Por mi parte, en esta primer
entrega, más que discutir de qué manera la fotografía funciona en la
construcción –y/o deconstrucción—de la identidad, me gustaría dedicarla a
exponer lo que evidentemente es uno de los rasgos distintivos de la Colección,
su preocupación por hacerse de series y secuencias de fotografías, a través de
las cuales, suponen, es cómo, subjetivamente, van apareciendo tipos, clases,
clichés, incluso los estereotipos, que al ser propagados por la fotografía –los
medios-- van formando parte del imaginario colectivo.
Carte de Viste. c s.XIX |
Habría que distinguir –y la muestra
es rica en ejemplos de ello—una secuencia y su objetivo aparente, de una serie.
Una de estas es, por ejemplo, la reunión dentro de un mismo marco, de varias
tarjetas de presentación (Carte de Viste),
aunque diferente a los tallos, hojas y frutos, fotografiados por Karl
Blossfedtl e impresos, ya en el siglo XX, en sus dos conocidos libros. En el
primer caso se trata de una serie, por decirlo de alguna manera, creada por los
curadores de la Colección, a fin de hacer ver, por ejemplo, como este tipo de
retrato se convirtió en un modelo prácticamente inmutable. Mientras que el
mundo vegetal del alemán tenía el propósito contrario, mostrar la enorme e
inagotable variedad de formas que hay en la naturaleza. De estos ejemplos de
serie derivan otros más contemporáneos, como las famosas estructuras
industriales del matrimonio Becher, o la galería del terror de Avedon,
intitulada La familia.
Zhang Huan. Piel |
Por su parte, una secuencia es una
sucesión de fotografías que se presenta a fin de dan a conocer los cambios, a
corto o largo plazo, que puede sufrir una persona, un objeto, un espacio,
ejemplos de ello son Piel del chino
Zhang Huan, o Restricciones del campo de
visión, del alemán Jürgen Klauke. Habría un tipo especial de secuencia que,
al contrario de las que hemos señalado, exhiben la inmovilidad o monotonía,
como las avenidas fotografiadas por Ed Ruscha y Stephen Shore. Una versión más
contemporánea de secuencia seria la extraordinaria instalación a diez video
canales intitulada Windows de Mikhael
Subotzky & Patrick Waterhouse, en ella vamos recorriendo y viendo a través
de sus ventanas, el entorno que circunda la torre Ponte que, en su momento, fue
la más alta en Johanesburgo.
Me resulta claro, que sean o fueran
así originalmente, o posteriormente, agrupadas artificialmente, no es lo mismo
observar una sola fotografía que el tener oportunidad de conocer la serie o
secuencia a la que pertenece o con la que se le puede asociar; casi por conclusión
diría que, individualmente o en conjunto, se entienden y se ven, a partir de este
momento, de diferente manera. Digamos que verlas así, en secuencia o en serie,
es otra manera de ver la fotografía. Y esta es sólo una de las muchas
conclusiones que se puede obtener de la visita a la Colección Walter, sin duda
una colección distinta a muchas otras de fotografía.
Publicado originalmente por Milenio Diario
Se puede ver también en www.artes2010.worpress.com
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