Uno de las mujeres (II de II)
En mi
entrega anterior expliqué cómo es que algunos de los reclamos hechos en contra
de la historia del arte tradicional, i.e., la falta o ausencia en ella de
representantes mujeres significativas, es probable no se puedan aplicar con el
mismo afán de justicia y paridad, en el campo de la fotografía, ya que,
prácticamente, desde que esta se dio a conocer oficialmente a nuestros días,
hay una constante y decidida participación de mujeres que conocemos y
reconocemos; de hecho, algunos de los fotógrafos más famosos (sic) han sido y
son mujeres: Julia Margaret Cameron, Berenice Abbot, Dorothea Lange, Diane
Arbus, Graciela Iturbide, Vivian Maier, Candida Höfer, Susan Meiselas, Flor
Garduño, Cristina García Rodero, entre otras tantas.
En estos días di con tres sitios web dedicados a la
producción fotográfica de mujeres, que, al menos yo, no conocía:
El último contiene los
trabajos participantes en el concurso denominado Women Seen by Women, puesto en marcha para celebrar la décima
edición del Julia Margaret Cameron Award for
Women Photographers. El cuidado puesto en el diseño de estos sitios, la
información que proporcionan y la cantidad de fotógrafas que dan a conocer, me
parece, son una muestra no sólo de la gran actividad que las mujeres tienen en
el medio y de su creciente número, sino también de su interés ya no por darse simplemente
a conocer, sino por ocupar su sitio en igualdad de circunstancias, tanto en el
campo profesional (como académicas, foto-reporteras, fotógrafas de producto, de
modas, editoras, etc.), como en el artístico.
La participación de las mujeres en el campo de la
fotografía, la igualdad de la que deben gozar en él, y su decidido reconocimiento
(cuando lo hayan ganado) lejos se encuentra de haberse consolidado en todos los
países y regiones de igual manera, lo mismo que contar con una historia del
arte incluyente, participativa, multicultural, polisémica, que además de
incorporar el trabajo de las mujeres, lo haga con el de todas las minoría que
por una u otra razón han sido excluidas de esa historia, tarea que apenas se
empieza a manifestar en nuestro país y que aquí en Monterrey, como apunté hace una
semana, ni siquiera soñamos con ella.
Al margen de lo anterior, me gustaría contestar la
pregunta de ¿por qué en la fotografía, sí hay grandes fotógrafos mujeres? De
hecho, la simple redacción de la pregunta, “fotógrafos (masc.) mujeres (fem.)”,
nos debe adevertir cómo es que, desde el lenguaje que compartimos y aprendemos
desde pequeños, se nos transmite, como algo natural, la cultura falocéntrica,
por lo que no es de sorprenderse que se vea, igualmente natural, la exclusión
de todo lo contrario o ajeno a esa cultura. Pero no es solo del lenguaje del
que debemos cuidarnos al abordar estos temas, sino también del error de no
tomar en cuenta el crecimiento natural de la población y su distribución por
género. Como sabemos, hoy día casi la mitad de los habitantes del mundo son
mujeres (y de su total, como en el de los hombres, la mitad son menores de 24
años), por lo que lógicamente hay un número creciente de ellas en posiciones en
las que anteriormente no destacaban, diríase que tan sólo por cantidad se han
vuelto visibles. Pero no es tan sencillo, no porque haya más postulantes quiere
decir que su contraparte masculina, que es la que aún detenta el poder social
(político, económico, educacional) esté alegremente dispuesta a compartirlo; en
cambio, lo que sí es verdad es que entre mejor organizadas estén más presión
(social, política, económica) podrán ejercer y así, a mediano plazo, hacerse
del poder o mejor dicho así empezar a construir, junto con las demás minorías,
un nuevo mundo.
Esta, a mí me parece, es la parte más interesante de todo
lo que hemos mencionado. Movimientos como #Me
Too, Ni una menos, Vivas las queremos, vivas nos queremos, My Body My Choice, o colectivos como Pussy Riot, Gueriila Girls, o el Girl Power, lejos están de ser coyunturales o
modas pasajeras son el resultado o, mejor dicho, hasta ahora, son la parte más
visible y explícita, de una serie de transformaciones que vienen dándose desde
hace tiempo y durante el cual han asumido diferentes formas. La nueva
visibilidad o capítulo en el reclamo femenino por justicia e igualdad no va a
desaparecer, por el contrario, irá encontrando otras formas a través de las
cuales se pueda manifestar. Esta posición y la amplia difusión que ha obtenido,
forma parte de una nueva etapa en nuestra historia. Por lo general he señalado
el aspecto negativo de las diferencias que percibo entre el mundo Moderno, en
cuyo estertor me formé, y el momento actual; una de esas críticas es,
precisamente, que no se veía hacia donde apuntan los nuevos hechos culturales y
simbólicos. Hoy, creo que una dirección válida, podría ser la que señalan
situaciones como las aquí relatadas y que podrían conducir, finalmente, a la
creación real de una cultura integral, en la que todos estemos representados.
Publicado originalmente en Milenio Diario
Se puede ver también en www.artes2010.wordpress.com
Imágenes: https://femenisminidia.com
https://kena.com
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