Antes que acabe el año


Pocas cosas me molestan tanto como el que se anuncien eventos y estos no existan o no se lleven a cabo como estaban programados, por lo tanto, ya estaba a punto de descargar mi furia en contra de la Pinacoteca del Centro de las Artes, ya que en su página anuncian la inexistente muestra Sonda de Alex Dorfsman, misma que debería estar expuesta en sus instalaciones por lo menos hasta este fin de semana. Pero inmediatamente me doy cuenta, además de que no sirve de nada mi señalamiento, que estos son días de paz y amor, por lo que la concordia y la buena voluntad debe prevalecer entre los hombres; por su parte, ellos –los del CONARTE-- no deben olvidar que hay un Dios que todo lo ve y castiga, así que ya les llegará su día.

            Quisiera dedicar el resto de estas líneas a dos temas que me parece he mencionado, a pesar de su importancia, sólo superficialmente. Uno de ellos fue el insinuado la semana anterior respecto a la educación artística y en particular la de las mujeres. El otro es sobre las diferencias que hay entre este momento y el de la Modernidad que, por lo menos en el terreno de la actividad artística, están presentes en todos los campos.

            Al considerar desde otro ángulo la pregunta planteada por Linda Nochlin de por qué no hay grandes artistas mujeres, yo apuntaba que en parte de debe a que las mujeres que deciden dedicarse a las artes, en especial a las visuales, han de hacerlo bajo los patrones que los mismos hombres han creado e impuesto como los únicos válidos o suficientes como para ser considerados artísticos, patrones que  les han enseñado a las mujeres en familias, talleres, academias y universidades, por lo que tenemos artistas mujeres expresándose como si fueran hombres o a través de los medios, su práctica y uso, que los artistas hombres han consagrado como aquellos con los que se logra “crear arte”. Se me podría contradecir hablando de una posible neutralidad del arte, que pinturas, esculturas, grabados, fotografías, son asexuadas, no importa quién las crea, sino lo que se dice con ellas, de acuerdo, pero entonces ¿por qué no hay o no ha habido grandes artistas mujeres? No perdamos de vista que año con año la nómina de mujeres que hoy día sabemos se han dedicado a las artes visuales va creciendo, y ni se diga del aumento que actualmente se tiene en la matrícula universitaria y de escuelas especializadas en educación artística, llegando, en algunos casos, a ser mayoría.

            En otras palabras, me parece que el tema de la discriminación, no se reduce al olvido, sustitución y/o apropiación de lo que producen las mujeres en favor de los hombres, sino que alcanza otros más como los de la educación, el empleo y la remuneración, es decir es un tema que se repite o lo encontramos como constante en todas las áreas, en todos los campos, en cualquier actividad, ¿cuántos mecánicos famosos son mujeres? Y aunque la situación va modificándose aún queda mucho por hacer en este terreno. En lo que compete a la producción artística, creo que es a las mujeres a quienes les corresponde, primero encontrar o identificar cuáles pudieran ser los valores específicamente femeninos y luego cómo expresarlos, para qué hacerlo, con qué medios, etc.
            Cambiando totalmente de tema. Aunque no se puede decir que la producción de arte religioso o al servicio de una religión, haya desaparecido o que de él ya no se ocupan los productores más relevantes, sí es verdad que, comparado con otros momentos de la historia, hay, hoy día, una notable reducción. Y no es sólo que la(s) iglesia(s), como todas las demás instituciones, haya(n) perdido prestigio y legitimidad, ni que existan otras corrientes de pensamiento que de alguna manera sustituyen al sentimiento o fe religiosa, sino que se trata de algo que va más allá de estas y otras razones que, por desgracia, también son ciertas.
            Un tema como el que nos ocupa en estas fechas, la natividad de Jesús, tan rico en su iconografía y tradición, ¿por qué ya no se aborda? ¿Alguien recuerda un nacimiento de Dalí, una adoración de los pastores de Hockney, unos reyes magos de Irving Penn, un levantamiento del pesebre de Warhol? Es obvio que esta es una diferencia bastante notoria entre nuestro momento y el pasado mediato, pero ¿a qué más se le puede atribuir?

             Mucho me temo que este es un tema complejo y que requiere ser tratado desde varios ángulos, todos los que de alguna manera inciden en esta diferencia, desde el mismo mercado, ¿quién pide ahora las obras y/o mantiene en su nómina a uno o varios artistas?, hasta cuestiones meramente personales que apuntan a las creencias de cada quien. De entre toda esta variedad de enfoques, a mí me gustaría mencionar a la ausencia de una cultura universal común a todos, como lo fue el cristianismo para Europa en especial a partir de la formación del mundo Moderno (siglo XIII aprox en adelante). Paradójicamente, hoy que vivimos en un mundo globalizado, totalmente occidentalizado, debiéramos contar con esa cultura universal que nos uniera a todos, pero no es así, en la actualidad de occidente solo retenemos su peor tendencia, la transformación de la cultura en entronización del mercado como único valor.

            Que el 2018 sea para todos ustedes un año de paz y prosperidad.

Publicado inicialmente en Milenio Diario
Se puede ver también en www.artes2010.wordpress.com
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