Diálogos con el pasado
En mi entrega anterior
mencioné que dentro del XV Encuentro de Fotografía se habían abierto al público
tres exposiciones, la del 3er. Concurso de Fotografía Contemporánea de México,
y un par más que comparten espacio en la planta alta de la Nave II del Centro
de las Artes. Se trata de dos muestras menores, una de Alejandro Chaskielberg, Otsuchi, memorias del futuro, y Jungle Check, una foto- instalación de
Cristina de Middel y Kalev Erickson. Ambas relacionadas entre sí en más de un
sentido y, aunque en principio pudiera parecer que están desligadas del
material que se exhibe en el mencionado 3er. Concurso, también tienen algo que
ver con aquello.
Quizás lo más conveniente sea
iniciar por aquí. Como se ve, estas dos exposiciones son un ejemplo más o menos
ampliado de los proyectos que se presentan en el concurso. Ampliado porque hay
más material expuesto, es decir, tuvieron la oportunidad de contar con más espacio
para presentar su trabajo, lo que, como se comprenderá, no sucedió en el
concurso. Ambos proyectos al igual que algunos otros del concurso trabajan, como
concepto, con la memoria, y al igual que algunos otros concursantes,
materialmente se basan en la recuperación de material fotográfico de otro
momento, del pasado no importa si remoto o mediato. Hasta aquí terminan las semejanzas, ya que
estas dos muestras son ejemplo de lo que es un proyecto bien pensado, bien
ejecutado, bien concretado, son, por decirlo de alguna manera, circulares ya que
parten de una idea y cierran, concluyen, no solo en su materialización que es
el símil físico de la idea, sino con su exhibición. En tal sentido harían bien muchos
de los concursantes en visitarlas y compararlas con sus propios proyectos a fin
de ver qué pueden aprender y qué evitar.
Otsuchi, memorias del futuro
Las exposiciones que hoy glosamos, no
son las primeras que nos llegan con obra basada en la apropiación del material
encontrado, en su re-utilización para producir obra propia. Aquí en casa
tenemos los casos de Estética Unisex, Carlos Ballester y Adrián Procel, entre
otros, y a nivel nacional, quizás el más conocido sea Iñaqui Bonillas, aunque
también han recurrido a esta estrategia Mario García Torres, el fallecido Felipe
Ehrenberg y Minerva Cuevas, por mencionar algunos. Si tuviera que señalar que
tienen en común todos ellos, diría que, por supuesto, el recuperar, revivir, el
material encontrado, que, en la mayor parte de los casos, es anónimo y sólo
revela, lo que toda fotografía hace, jirones de una vida, breves momentos y
espacio congelados de un pasado del que no sabemos absolutamente nada. Este
interés, no es el del arqueólogo, el del historiador, o del esteta, es sí un
interés por el pasado, pero por un pasado abierto, vivo, que no ha sido escrito,
sin relación alguna con el pasado histórico, letrado, cosificado, muerto.
Jungle Check
Regreso a las muestras de
Chaskielberg y Middel-Erickson, creo ellas son un buen ejemplo de lo que acabo
de decir. Pero no solo eso, sino que, además, me parece, representan otra de
esas diferencias de las que hablaba la semana pasada, entre el mundo
contemporáneo y el Moderno. Me refiero a esta actitud frente al pasado, que no
es lo mismo que frente a la historia, aquí se trata de entablar un diálogo con
lo encontrado, de explotar eso que veo, entiendo, siento, en ese material; qué
me dice, qué me permite, qué no; expresar cómo se percibe en circunstancias distintas
a su origen y bajo la lectura de otros ojos y comprensión. Así pues, el pasado
del que se trata en estos y otros proyectos, es el que yo me invento a partir
del material que cae en mis manos; se trata de una versión más de éste, no
importa que tan alejada esté de la primera. Así pues, yo diría que el mundo
contemporáneo anda en busca de esas imágenes con las que pueda dialogar y reconstruir
un pasado, unos antecedentes, que, en principio, sólo tienen sentido para quien
lo descubre. Es pues un rechazo, o una alternativa, a la(s) historia(s) oficial(es),
sus grandes relatos, grandes nombres, grandes personajes.
Si algo tuviera que echarles en cara
a estas muestras sería, el que ninguna de las dos le da un mayor espacio al
material original del que parten. Es decir, en el caso de Otsuchi, me habría gustado ver más claramente cuál fue y en qué
condiciones se encontraba el material que alteró la primera decisión de
trabajar en B&N y luego guío el color que habría de mantener en la serie
como remembranza de lo encontrado, cómo y por qué manipuló así sus fotografías.
Y en el caso de la pareja Middel-Erickson, quisiera haber visto, aunque fuera
una muestra de los originales y no una impresión contemporánea de ellos. Por
los objetivos del proyecto, tratar de re-fotografiar los motivos que aparecen
en el material encontrado, creo debían haber explotado más el recurso de la
impresión en dos caras de un mismo triángulo lo que hace que aparezca una u
otra imagen según sea el ángulo desde donde se observa.
Presentar ambas muestras dentro del
XV Encuentro de Fotografía, así como el haber incluido ponentes y revisores
extranjeros, le dieron un toque internacional al evento, ojalá y este ánimo se
repitiera más seguido.
Publicado originalmente por Milenio Diario
Se puede ver también en www.artes2010.wordpress.com
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