De las Sufragistas a Pussy Riot


 Autor no identificado. Sylvia Panhurts. ca. 1912


Desgraciadamente, no la conozco, pero estoy seguro de que debe existir alguna visión histórica a cerca de los movimientos artísticos y los diversos momentos y etapas por los que han transitado los movimientos que buscan la reivindicación de la mujer en todos los campos, en total y absoluta igualdad con el hombre. Lo que aquí ofrezco son algunas anotaciones que señalan algunos de esos puntos en que se han encontrado, más bien, coincidido, ambas tendencias. En específico me he de referir, primeramente, a la lucha por el voto, para mencionar posteriormente otras manifestaciones asociadas a posturas más sofisticadas de los grupos feministas. 

 A pesar de que ya desde el siglo XVIII podemos decir hay claras manifestaciones que buscan hacer escuchar la voz de las mujeres por entre el coro social, no es sino hasta la segunda mitad del siguiente siglo que puede señalarse un movimiento de mujeres, pro-mujeres, en contra de una situación de desventaja o exclusión. Me refiero a la lucha por el voto (votar y ser votada) al que no tuvieron acceso sino hasta diversos momentos entre los siglos XIX y XX; incluso, aún hoy día, les es negado tan elemental derecho en muchas naciones (principalmente de la órbita radical de los países musulmanes). Los inicios de esta lucha se sitúan en los Estados Unidos de Norteamérica en 1848 con la llamada Declaración de Sentimientos de Seneca Falls, de ahí saltaría al Reino Unido en 1865, en donde destacaría una de las activistas más importantes, no solo de la lucha a favor del voto, sino de los diversos movimientos sociales de aquel entonces, Sylvia Pankhurst (1882-1960). A partir de esta fecha, su lucha se irá haciendo presente por toda Europa. No estoy en la posición de poder afirmar que hubo cualquier suerte de colaboración entre estos movimientos y algunas mujeres dedicadas a las artes, pero no me parecería nada descabellado que hubiera, por lo menos, cierta simpatía entre unas y otras, no olvidemos que para este momento ya hay personalidades femeninas en el campo de las artes como George Sand, Sara Bernhardt, Anna Atkins, Julia Margaret Cameron, todas, luchando por su reconocimiento y aceptación con base a su talento, más que por su condición de mujeres. 

 La furia desatada por la Gran Guerra y sus catastróficas consecuencias fue, sin duda, una potente variable que aceleró el proceso que venía siguiendo la inclusión de las mujeres en diversas tareas fuera del hogar. La cantidad de bajas masculinas más la necesidad de mantener una industria de guerra, primero, y luego una recuperación económica, llevó a las mujeres a ser soldados, médicos, obreros, cargadoras, vendedoras, costureras, secretarías, electricistas, mecánicas y cuanto oficio o profesión demandará quien se hiciera cargo de él. Este sustancial cambio en el papel de la mujer (no digo que haya sido el único o el definitivo) se vio potenciado con la Segunda Guerra Mundial que liberó a las mujeres de una serie de estereotipos sociales que le permitieron tener una vida un tanto más igualitaria. 

 En nuestro país no fue sino hasta el 3 de julio de 1955, durante la presidencia de Adolfo Ruiz Cortines que las mexicanas ejercieron por vez primera su derecho al voto. Aquí, quien por muchos años encabezó un movimiento feminista más contestatario, fue Maris Bustamante (1949), cuyo primer performance, con esta temática, se sitúa en 1971. Dos años más tarde, en 1973, forma, junto a Mónica Meyer (1954) el grupo Polvo de Gallina Negra, el primero en su y de este tipo en el país. Participaron también en otros grupos como el No-Grupo. No hay que perder de vista que todo este movimiento como los no estrictamente feministas surgen en el ambiente de Los Grupos, en una etapa de reacción contra el abstraccionismo y/o arte oficial.

 En este mismo sentido y desde el campo de la crítica social al arte, no se puede dejar de mencionar a las norteamericanas Gorilla Girls, grupo fundado en la ciudad de Nueva York en 1987. El centro de su crítica, aunque se ha ido adaptando al momento que se vive, gira en torno a la discriminación de la mujer en el arte y en la historia del arte. La insistencia de este grupo, más el empuje de muchas productoras e intelectuales de todo el mundo, han logrado que vayan apareciendo historias del arte alternativas en las que las mujeres productoras sí están presentes y de manera relevante. 

 Por último, Pussy Riot, que probablemente no sea lo último en esta tendencia. Asociación Punk, roquera y performancera se destaca por su crítica directa y sin cortapisas a las políticas sociales de su país (Rusia) (contra la represión de la mujer y otros grupos minoritarios), en contra de a su actividad militar y por su corrupción administrativa, posición que en más de una ocasión les ha valido terminar en la cárcel, lo que a final de cuentas no las hace, a ellas ni a nosotros como sociedad, tan diferentes de las encarceladas, reprimidas y golpeadas sufragistas del siglo XIX.

Publicado en Milenio Diario
Imagen: laizquierdadiario.mx

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